domingo, 28 de octubre de 2012

La Paca

  
Vuestro padre, Ignacio y Alvaro, me hizo el siguiente comentario: "mamá, yo creo que la Paca merecería una entrada en el blog". Es cierto, la merece y deseo que a grandes rasgos conozcáis a esta gran persona, a la que llevo en mi corazón y en numerosas ocasiones la recuerdo con mucha gratitud.
 
Cuando era joven, junto con su marido, estuvieron viviendo en el campo que tenían mis padres en la Cañada de Tarragoya. Él era gañán, es decir, cuidaba las vacas y  con los aperos correspondientes arrastrados por éstas cultivaba las tierras, en aquella época no existía ningún tipo de maquinaria agrícola. En una ocasión tuvo que vivir un acontecimiento horrible, nada más ni nada menos que presenciar la muerte de un hijo de dos años, atropellado por su padre con las ruedas de la carreta que tiraban los bueyes. Imaginad el gran sufrimiento que arrastro durante toda su vida. Este hecho ya habría sido suficiente para atormentarla, pero no quedaron ahí sus desgracias; en otro momento, como donde ellos vivían no había luz eléctrica y se alumbraban con un carburo (es un recipiente donde se mezcla carburo y agua, de esta mezcla  se desprende un gas inflamable que sale por un pitorro del recipiente al que se le aplica una cerilla, y como consecuencia el gas arde con una gran luminosidad), ocurrió un accidente con tan mala suerte que en un descuido se acercó a donde estaba colgado el carburo y con su llama se quemó el lado izquierdo de la cara, incluido el labio inferior, por eso tenía una gran deformidad en el rostro; como podéis suponer en aquella época no existía la cirugía estética. Por si le faltaba algo más de sufrimiento, su marido era alcohólico y su trato con ella era muy desagradable. De esta manera, trabajando de sol a sol, fue transcurriendo su vida con muchas carencias.

Los abuelos cuando verdaderamente la tratamos fue en la etapa de su vida que ya era mayor. De joven ya os he comentado que estuvo en el campo de mis padres, pero después se fueron de allí y no volvimos a saber de ellos. En innumerables ocasiones me cruzaba en la calle con una persona que tenía la cara deformada, con un haz de leña sobre sus espaldas, un pañuelo negro en su cabeza y su vestido largo hasta los tobillos, y siempre era al atardecer ese encuentro. También se encontró con la crueldad de algunos adolescente que se metían con ella por su aspecto. ¡Qué peligro tiene nuestro juicio a priori¡. Yo no la conocía, pero mis hermanas mayores si, y un día le ofrecieron trabajo y nosotros también. Os voy a contar en que consistía su faena. Mientras que la abuela se iba a trabajar, cuidaba de tu padre, Paula, y del vuestro, Pablo, Juan, Ana y Marta. Vuestro padre, Ignacio y Alvaro, ya era más mayor. Estaba pendiente de que no os pasase nada cuando veníais antes que yo del cole. Puedo aseguraros que lo cumplía a rajatabla, y ante mi pregunta de cómo se han portado, siempre su respuesta era la misma:  "han sido buenisimos". A mi me constaba, que buenos si, pero traviesos también. Se pasaba horas en un gran pasillo que había en el piso inferior, jugando a tiraros el balon y vuestros padres de porteros. Nunca me dió una queja.

Cuando nos poníamos a comer en la cocina, todos a la vez, la Paca jamás se sentaba antes que yo, por mucho que le insistiera, siempre estaba pendiente de mi, jamás quiso hacerlo en nuestra mesa porque pensaba que por su deformación podíamos sentirnos incomodos, comía en una mesa de al lado,  y tenía unos detalles de tal delicadeza que muchos grandes eruditos hubieran podido aprender de esta gran mujer.  Por las tardes, a todos vuestros padres les gustaba acompañar a la abuela en un coche Renault 5 que teníamos y llevarla a su casa, perdón a su casa no, a su cueva. Vivía en lo mas alto del monte, en una cueva limpia como los chorros del agua cristalina. Allí la esperaba su marido alcoholizado, y la palabra de agrado que recibía de él era que le diera  el vino. Siempre se lo tenía que proporcionar, de no ser así se habría puesto violento. Le tenia tanto miedo que incluso, en su ignorancia, cuando éste se  murió le puso una botella de vino en el féretro por si se despertaba y para que no le faltase la bebida que sin ella se enloquecía.

Con todo esto que he narrado, no puedo concluir sin que sepáis que jamás se quejó de nada, que siempre tenia buen carácter, y sobre todo demostró un cariño excepcional y de protección hacia nuestros tres hijos que son vuestros padres. 

sábado, 27 de octubre de 2012

Ordenación del P. Amando

Hoy os quiero contar brevemente el gran acontecimiento que el fin de semana pasado tuvieron la suerte de poder vivir vuestros abuelos. El título por si solo ya es lo suficientemente claro para que los más mayores sepáis su significado. Pero antes os voy a relatar cuando conocimos al Padre Amando. Una vez más, ya os he hablado de ello en otras ocasiones, fue a través del Señor. Hace  unos cuantos años, justo en el mes de Julio durante la celebración de las fiestas del Carmen, por pura y santa casualidad le conocimos, justo cuando iba a iniciar su periodo de formación en el Carmelo. Desde el primer momento, apareció eso que se dice ahora de tener "feeling" entre dos personas. Recuerdo que le dije: "todos los días voy a rezar para que tu vocación la tengas clara y así pueda llegar a buen termino". Esa promesa la he mantenido y así lo seguimos haciendo los abuelos, porque vuestro abuelo también participa.
Han pasado los años, nos hemos visto muy poco, hemos coincidido en algún viaje y cuando ha venido a este convento en contadas ocasiones, y en nada más ha consistido nuestra relación. Pero algo para mi fundamental es la oración, su fabuloso poder, como te sientes unida a personas que apenas conoces y que sin embargo las sientes muy cercanas. En el  P. Amando este hecho se ha  dado perféctamente.

Todos vosotros le conocéis, habría podido ser un buen jugador de baloncesto, por su estatura, o bien un gran profesional como Ingeniero Industrial que es la titulación que tiene, pero él ha sabido escoger el mejor de todos los trabajos, obrero en la viña del Señor.

Me viene a la memoria, haciendo un pequeño paréntesis en la narración, algo que a todos nos ocurrió con otra persona muy especial: el P. Vidal. ¿Quién era?; vuestros padres os pueden dar la respuesta, todos tuvieron la suerte de conocerle. A ti Ignacio y Alvaro os bautizo. A los demás no le dio tiempo, se fue inesperadamente a gozar del Señor, pero eso si, tengo la plena certeza que está cuidando un poquito de todos nosotros. También era, como en el caso que os estoy narrando, una persona entrañable, que se metió de pleno en el corazón de todos nosotros.

Bueno, continuando con el relato inicial,  ayer fue el gran día para él, su ordenación de Presbítero, es decir, recibió el Sacramento del Orden Sacerdotal. Es una ceremonia de lo más emocionante que se puede vivir, y todos los ritos que en ella se llevan a cabo tienen un gran significado. Vino  el Obispo, que nos hizo reflexionar de la importancia de este Sacramento; Amando en algún momento se emocionó, se le llenaron los ojos de lágrimas, al Obispo también, y a mucha más gente, y los abuelos con la facilidad que tenemos para emocionarnos también echamos alguna lagrimica. Yo me acordaba de cuando mi hermano Pepe recibió este gran sacramento, por entonces tenía la edad que tiene ahora Juan.
Los sentimientos me parece que no son fáciles de describir, en mi caso  por lo menos así sucede, no obstante me arriesgo para haceros ver que en esta sociedad del momento y en la que a vosotros os va a tocar vivir, solamente son noticias acontecimientos deportivos, bélicos, de artistas,.... pero existen otros hechos, como el que os estoy relatando, que no aparecen en ninguna portada de información, pasan desapercibidos, por lo tanto no se conocen  y se dejan de sentir y vivir con gozo. Espero y deseo con toda mi alma, que para vosotros sea una buena  noticia cualquier evento de este tipo, y que lo podáis ver y disfrutar para alimento de vuestro espíritu, que  también es imprescindible.

Para terminar voy a transcribir textualmente la dedicatoria que nos ha escrito en el libreto de seguimiento de toda la ceremonian el P. Amando:
"Para Eladio, mi padre adoptivo de Caravaca. Gracias por tu bondad y tu cercanía. Eres luz para mi vida y participas de mi sacerdocio. A partir de ahora vienes siempre conmigo estés donde estés. Un fuerte abrazo P. Amando"
"Para Pilar, mi madre adoptiva y amiga del alma. Gracias por todo el amor que he recibido de ti y el compartir nuestra experiencia de Dios. Dios nos ha unido, amiga,  para siempre en el Carmelo. Sigue siendo siempre para los demás. Un fuerte abrazo P. Amando


domingo, 21 de octubre de 2012

Adormivela

 

Seguramente el titulo de esta entrada os pueda parecer extraño, pero quiero que quede en el recuerdo porque es una palabra que a vuestros padres les resulta muy conocida, ya que vuestra abuela la usaba en multitud de ocasiones, aunque no exista en el diccionario como tal, la más parecida es duermevela.  El significado es muy simple; quiere decir que cuando duermo me despierto con mucha facilidad: "estoy durmiendo y velando al mismo tiempo". Esta cualidad que tengo me ha traído a lo largo de mi vida muchas ventajas.  Mirad, cuando vuestros padres eran pequeños siempre los oía, aun durmiendo en habitaciones separadas, si tosían, si la respiración era un poco agitada por la fiebre,... Ante cualquier anomalía o simplemente porque me llamaban para pedir agua, estaba dispuesta al instante. Después, al hacerse mayores, cuando llegaban un poco tarde, en cuanto introducían la llave en la cerradura me despertaba. Por eso muchas veces les comentaba: no preocuparos por nada que yo duermo "adormivela".
Quiero aprovechar esta entrada para enseñaros otras frases habituales en nuestra familia, ya que estoy segura de que si no lo hago ahora nunca las habríais oído.
Voy a empezar por "vamos a  levantarnos, vamos a echarle el pienso al Cordobés, ya se lo hemos echado, vamos a acostarnos otra vez".
Cuando era pequeña, como vosotros ahora, me gustaba mucho por las mañanas pasarme a la cama de mis padres y meterme entre los dos. Entonces, cuando ya nos teníamos que levantar, mi madre, me decía esas palabras y eso significaba que podía estar un poquito más con ellos, cosa que me hacia enorme ilusión. El "Cordobés" era un caballo que habían tenido mis abuelos.
"Fiera gurrupia" es otra expresión que se decía cuando alguno gastaba bromas o se ponía un poco "tostonero".
También cuando nos reuníamos a comer, como eramos muchos de familia, mi hermana Maravillas al terminar solía comentar: "cuerpo mio, has comido, has bebido, ahora quieres trabajar, todos los gustos no se te pueden dar". Está claro que lo que más pereza daba después de una reunión familiar es recoger y dejarlo todo ordenado.
Mi hermana Chon repetía con frecuencia: "quisiera que volaras y no vuelas", que es lo mismo que decir que tienes que saber salir adelante ante situaciones imprevistas, además de ser rápida en resolverlas.
Por último, me viene a la memoria otra un poco mas larga: "levántate Saturnino de los brazos de Constanza, y veras a Curro Choto todo lleno de alumbranza, si lo quieres apagar con un poco de abundancia, aparta a los peridánganos que los santos van de marcha".
El significado era que Saturnino era un perro, Constanza el sueño, Curro Choto el gato, alumbranza el fuego de la lumbre, abundancia el agua, peridanganos los chorizos y morcillas, santos los jamones.
Antiguamente, cuando se realizaban las matanzas en las casas (ya en una ocasión os hable de ellas), los embutidos se colocaban al lado de la lumbre de la chimenea para que se secasen. Por lo tanto, con esa frase se quería dar aviso que alguien, además del gato, se estaba llevando los jamones.
Todo esto son recuerdos de mi infancia que en nada se parece a la vuestra; bueno en una cosa si, en que al igual que todos vosotros he tenido la fortuna de tener unos padres inigualables.