domingo, 23 de junio de 2013

La tía Maria Teresa

Hoy os voy a intentar acercar a la figura de una persona que en la vida de vuestros abuelos y de vuestros padres ha ocupado un lugar muy especial.
Primero tenéis que conocer que lazo familiar nos une. Hace tiempo os hablé de vuestro bisabuelo Pepe, el padre del abuelo Eladio, que tenía cinco hermanos cuyos nombres eran  Gonzalo, Eladio, María, Anselmo y Amparo. Pues bién, Gonzalo tuvo cuatro hijos: Fernando, Pepe, Alberto y María Teresa.
Todos conocéis a la prima Mari Cruz y a la prima Inma de Barcelona, ambas son hijas de Fernando, él era el mayor de los cuatro hermanos y muy joven se fue a trabajar a esa ciudad. Hace ya muchos años que se fue al cielo.
María Teresa y Alberto no se casaron y siempre han vivido juntos en una casa preciosa a las afueras de  nuestro pueblo, en el paraje de los Miravetes.
Describir a Maria Teresa no es tarea sencilla, pero si quiero que a través de sus actuaciones podáis conocer que clase de persona era, especialmente en su comportamiento con los abuelos. Puedo aseguraros que estaba llena de cualidades: trabajadora, inteligente, delicada, educada, humilde, cariñosa, desprendida, perfeccionista, rebosante de amor hacia los demás, y servicial hasta lo máximo que un ser humano pueda serlo.
La vida no le fue nada placentera. Realizó trabajos de todo tipo en la agricultura, por duro que fuese, y además, crió animales (cerdos, ovejas y aves), y todo ello con escasa remuneración económica. Toda su existencia, excepto en los últimos años de su vida, vivió sin tener luz eléctrica, ni suministro de agua de red. Por lo tanto, la dificultad era aun mayor para realizar su trabajo, que ya de por si requería un gran esfuerzo. A pesar de todos esos inconvenientes, siempre la veías limpia como los chorros del agua y toda su casa impecable. Y por si fuera poco, también sufría de grandes dolores por un problema oseo, aunque nunca la veías quejarse, y sólo se lo notabas si prestabas atención y observabas sus gestos de dolor que siempre intentaba disimular.
Igual que realizaba esos trabajos tan duros, a la vez era capaz de hacer unas labores impresionantes, hechas a la perfección por mucha dificultad que pudiesen tener. Pero lo mejor es que jamás alardeaba de nada, al contrario, daba mérito a todo menos a lo suyo.
Siempre que los abuelos nos hemos visto en algún apuro, aun sin pedirle ayuda, se volcaba con todo su ser para estar a nuestro lado. A vuestros padres los quería con locura. Tenía una paciencia ilimitada, siempre estaba  pendiente de hasta el más mínimo detalle para hacer más agradable la convivencia.
Tu padre, Ignacio y Álvaro, seguro que recordará las meriendas que le preparaba cuando subíamos a su casa de los Miravetes; el mejor lomo embuchado que hemos probado y la Mirinda de naranja, refresco que siempre tenía preparado por si subíamos.
Cuando hizo la Primera Comunión tu padre, Paula, y el vuestro, Pablo, Juan, Ana y  Marta, ni os podéis imaginar la ilusión que puso en la preparación de todo lo que hicimos. La tía María Teresa y el tío Alberto (así los nombraban vuestros padres)  colaboraron en todo, a las cinco de la mañana ya estaban en nuestra casa para trabajar con nosotros en todas las tareas.
Con vuestra abuela, a pesar de no ser familia directa, puesto que era prima hermana del abuelo, tenía una complicidad muy especial. No necesitábamos palabras para entendernos  estupendamente. Para mi ha sido como una hermana que siempre ha estado dispuesta a sacarme de apuros.
De todos vosotros solamente conoció a Ignacio y por poco tiempo, porque se nos fue al cielo un veintiocho de Enero del año dos mil.
Su hermano, el tío Alberto, también ha tenido una relación muy entrañable con los abuelos. Después de morirse su hermana, venía con bastante frecuencia a comer con nosotros. Sus palabras siempre eran las mismas "madre mía del alma, que bueno está esto". Se encontraba muy  bien a nuestro lado, y sobre todo se sentía muy querido. Es cierto que ellos nos querían muchísimo, pero igual de verdad es que nosotros nos desvivíamos por todo lo que les concerniese.