En esta ocasión he querido dejar pasar unos días desde la fiesta de Reyes por no hacerlo desde la emoción de los momentos vividos, y tratar de ser más objetiva a la hora de trasladar nuestra vivencia de este seis de enero del 2018.
Mirad, he visto varias veces el vídeo que realizó el tío Juan-Fran con el móvil en esa mañana. Las imágenes a veces expresan mucho mejor los sentimientos que las palabras. Os puedo asegurar sin temor a equivocarme, que las caras de absolutamente todos, mayores y pequeños, eran de ilusión, de alegría, de risas, de hermandad, de paz. Esto es absolutamente objetivo; son imágenes que no se ha inventado vuestra abuela porque sea una entusiasta de la fiesta de Reyes; no se hizo ningún ensayo general para que apareciesen esas imágenes, reflejan claramente lo sucedido.
Soy muy consciente del trabajo tan inmenso que tienen los pajes, pero si pensamos con serenidad, a lo largo de nuestra vida el conseguir cualquier meta conlleva esfuerzo, sacrificio, cansancio, ...., y no siempre los resultados son gratificantes. Todos sabéis la edad de la abuela, pues ese día mis sentimientos son los de una niña. Una cosa es mi físico, y otra muy diferente mi interior. Si me conocéis un poco, he sido y soy una persona excesivamente realista, nada caprichosa, nunca he sentido envidia por no tener cosas que otros hayan poseído, pero cariños míos, en los Reyes Magos se me va la cabeza. Me es imposible pensar de otra forma.
Termino como el título de esta entrada: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS