Vuestra abuela, a los setenta y nueve años, ha podido recorrer los dos días la procesión de la Cruz de Impedidos todo el trayecto. Aproximadamente, el primer día recorrió un poco más de diez kms y la segunda jornada más de nueve. El camino era, a veces, por calles con pendientes fuertes. En esta ocasión, como novedad, fui acompañada los dos días por vuestro padre, Ignacio y Alvaro. También en el primer día por tu padre, Paula. Ni os podéis imaginar la ilusión que me hizo y la mañana tan feliz que en ambas jornadas he podido disfrutar.
Cuando eran pequeños vuestros padres, siempre me acompañaban y colaboraban en tareas necesarias, como por ejemplo, tocar la campanilla o llevar el palio.
No sé si habrá sido mi último año, da igual, todo tiene un principio y un final. Solamente me sale desde lo más profundo dar gracias a Dios por haber podido vivir durante tantos años esta hermosa experiencia.