El pasado día 16 de mayo hizo la primera comunión Marta. No creo ser capaz de
expresar correctamente mis sentimientos en este día tan especial. Me levanté
temprano, estaba impaciente y nerviosa. Me puse todo lo guapa que supe. Ya
sabéis que vuestra abuela es un desastre en esa tarea, pero lo hice con toda la
ilusión del mundo.
Marta, cuando nos llamó tu padre para hacernos unas fotos contigo
fuimos rápidamente. Al verte nos quedamos sin palabras. Estabas mucho más que
guapa, estabas resplandeciente. Tengo que reconocer que todos estabais
super-guapos, tanto los papás como tus
hermanos.
A la iglesia me fui con el tio Juanfran, el abuelo no se
encontraba muy bien y no pudo ir. Cuando te vi entrar con tu compañero por el pasillo central de la iglesia me emocioné tanto que no podía contener las lagrimas. Vi a un ángel
avanzar lentamente por mi lado. Eras tú, cariño mío. Al recordarlo, todavía me emociono.
Toda
la ceremonia fue preciosa. Estuviste todo el tiempo muy atenta y supiste responder
perfectamente a las preguntas del sacerdote. No dejé de dar gracias a Dios todo el
tiempo. Primero por ti, también por como nos sentimos los abuelos con el cariño que nos das y por esa mirada de
amor que transmites siempre.
También fue un momento precioso porque, por fin, pudimos reunirnos todos juntos. Sabes que
el abuelo y el tío Pepe han estado un poco malitos, pero ese día tuvimos la
suerte de poder disfrutar de la presencia de todos.
El lugar donde se celebró
la comida es estupendo. Tú estabas radiante. Te cambiaste de ropa y a disfrutar toda
la jornada al máximo. Además, la temperatura era ideal.
Un día inolvidable y espero y deseo
que puedas repetir otros muchos más a lo largo de tu vida. Te queremos con locura.
Nunca te apartes del Señor y notarás como él te ayuda siempre.