El pasado día siete de mayo nuestro Javier hizo su primera comunión. Voy a tratar de relatar todo lo vivido en esa hermosa y entrañable jornada.
Antes de irse para la Iglesia junto a sus hermanos vinieron a ver al abuelo. Como todos sabéis está un poco delicado y no pudo ir a la iglesia ni participar de este gran acontecimiento. Se hicieron fotos y vídeos juntos. El abuelo tenía una cara de felicidad indescriptible. Normal, estaba rodeado de cariño auténtico, la mejor de las medicinas para cualquier etapa de la vida.
Javier, si digo que ibas guapo estoy quedandome muy corta. No existen palabras en el diccionario que lo pueda describir. El traje precioso, por cierto elegido por él, de marinero. El corte de pelo perfecto, su cara resplandeciente, sus ojos brillantes, serio, formal y algo risueño. A continuación, todos para la Iglesia.
Al iniciarse la ceremonia, desde el fondo de la iglesia hizo la entrada junto a su prima nuestro Javier. Detrás dos niños más. Iba totalmente concentrado, sin nada que lo distrajese. En toda la misa continuó muy atento y pendiente de lo que estaba viviendo. Durante la homilía el sacerdote les hizo algunas preguntas; para todas ella su mano se levantada dispuesto a responder. Ya nos había advertido previamente que se sabía todas las respuestas. En resumen, una maravilla de celebración religiosa. Espero y deseo que este día sea el primero de otros muchos que pueda vivir encontrándose con el Señor.
A continuación nos trasladamos al restaurante para comer todos juntos. Estaba todo precioso y muy organizado. Allí hubo apertura de regalos, felicitaciones, comida estupenda, corte de la tarta, y a disfrutar con los juegos, colchonetas, ... En definitiva, un día vivido para recordar pleno de amor. Es verdad que nos faltó la presencia del abuelo y de Ignacio y Carmen, pero por diversos motivos no fue posible.
Javier, cariño, los abuelos y todos los demás te queremos mucho y más que mucho. Siempre, aunque no nos veas, vamos a estar a tu lado. Da gracias a Dios por todo lo que tienes.
