Un año más nos han llegado, casi sin darnos cuenta, estas fechas tan entrañables para los cristianos. Es fácil que perdamos, un poco o un mucho, su verdadero significado. Quizás es porque todos llevamos una vida demasiado acelerada y con tanto "bombardeo" de anuncios de todo tipo nos distanciamos de lo que realmente debemos conmemorar.
Recordad siempre que Dios quiso hacerse hombre para salvarnos. Cuando mi nieto Ignacio era pequeño siempre le gustaba que le contara historias, mejor que cuentos. Pues bien, que Jesucristo nació en Belén es un hecho histórico que nadie puede negar. Me gustaría que no perdieseis nunca la perspectiva de esa realidad.
En estas fechas hemos vuelto a tener ocasión de estar juntos, de disfrutar los abuelos de vuestra compañía, y de sentirnos queridos y felices. No creo que se pueda pedir más. Por todo ello, queremos daros las gracias por colaborar tan magníficamente en sentirnos dichosos y millonarios, no en dinero sino en lo más importante que el ser humano puede tener, según nuestra opinión, que es el sentirnos tan queridos. Ya sabéis que la abuela es de lágrima floja, y en estos momentos casi no veo la pantalla del ordenador porque mis ojos están rebosantes de ellas, pero no de tristeza sino de felicidad. ¡¡¡GRACIAS¡¡¡.
Este pequeño párrafo va para ti Álvaro, nuestro numero ocho de Fútbol Sala. Todos sabéis el pequeño percance que sufrió en vísperas de Navidad; le dio una patada en el brazo el adversario y al caer al suelo se rompió el radio del brazo derecho. Pero como eres valiente y responsable, y a pesar de que todos los planes que tenías previsto hacer en un instante se esfumaron, estas aguantando muy bien y sobrellevando con responsabilidad la dificultad que te supone esa lesión. Estas aprendiendo en directo como el gran gozo de jugar y disfrutar puede ir acompañado del sufrimiento, pero que cuando se pone verdaderamente empeño en superar un contratiempo se puede y debe hacer con naturalidad, como tu Álvaro lo estas llevando a cabo. De todo se puede aprender, y siempre se debe sacar algo positivo. Recuérdalo a lo largo de tu vida, pero no sólo tu sino todos, incluyéndonos también los mayores.
En estas fechas hemos vuelto a tener ocasión de estar juntos, de disfrutar los abuelos de vuestra compañía, y de sentirnos queridos y felices. No creo que se pueda pedir más. Por todo ello, queremos daros las gracias por colaborar tan magníficamente en sentirnos dichosos y millonarios, no en dinero sino en lo más importante que el ser humano puede tener, según nuestra opinión, que es el sentirnos tan queridos. Ya sabéis que la abuela es de lágrima floja, y en estos momentos casi no veo la pantalla del ordenador porque mis ojos están rebosantes de ellas, pero no de tristeza sino de felicidad. ¡¡¡GRACIAS¡¡¡.
Este pequeño párrafo va para ti Álvaro, nuestro numero ocho de Fútbol Sala. Todos sabéis el pequeño percance que sufrió en vísperas de Navidad; le dio una patada en el brazo el adversario y al caer al suelo se rompió el radio del brazo derecho. Pero como eres valiente y responsable, y a pesar de que todos los planes que tenías previsto hacer en un instante se esfumaron, estas aguantando muy bien y sobrellevando con responsabilidad la dificultad que te supone esa lesión. Estas aprendiendo en directo como el gran gozo de jugar y disfrutar puede ir acompañado del sufrimiento, pero que cuando se pone verdaderamente empeño en superar un contratiempo se puede y debe hacer con naturalidad, como tu Álvaro lo estas llevando a cabo. De todo se puede aprender, y siempre se debe sacar algo positivo. Recuérdalo a lo largo de tu vida, pero no sólo tu sino todos, incluyéndonos también los mayores.
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