domingo, 26 de mayo de 2013

Cruz de impedidos 2013


No quiero que transcurra mas tiempo sin transmitiros los sentimientos vividos  en este año, y en particular los días cuatro y cinco de Mayo, tan especiales para vuestra abuela.
El año pasado ya hice una entrada  sobre esta procesión, pero cada año es para mi distinta y en el actual, el día cuatro ha sido muy especial. Os voy a contar el motivo. En esta ocasión sabéis que el día cuatro ha coincidido en sábado, por eso, Ignacio y Álvaro, habéis podido venir con vuestros padres. Esa mañana me quiso acompañar vuestro padre, en principio solamente hasta llegar a las monjas Claras. Sin embargo, le apeteció llegar hasta el final del recorrido. Estuvimos caminando desde las nueve de la mañana hasta las dos y media de la tarde. Iba tan bien acompañada  que no sentía ningún cansancio. La Santísima Cruz visitó nada menos que ochenta y siete enfermos en esa mañana. Fue muy bonito como cualquier año, pero la abuela lo vivió de una forma distinta. Cuando vuestros padres tenían las edades vuestras siempre me los llevaba conmigo. Participaban en lo que podían, por ejemplo, ayudando a tocar la campanilla que anunciaba que llegaba la Cruz. Hacía muchos años que iba sola; el abuelo en ocasiones me ha acompañado, ahora sabéis que no puede. La abuela, no decírselo a nadie porque es un secreto, pensaba que quizás sería este el último año que iba a poder aguantar todo el recorrido, y precisamente he tenido la gran suerte de poderlo hacer entero  y llevando la inmensa alegría de hacerlo junto a vuestro padre, Ignacio y Álvaro. Vinimos un poco cansados,  pero contentos; yo si os soy sincera, muy feliz. Si ha sido mi despedida, he tenido la fortuna de hacerlo por la "puerta grande".
Siempre que trato de expresaros mis sentimientos me doy cuenta de lo dificilísimo que me resulta. Así y todo, no me resisto a intentarlo porque me apetece dejaros para el recuerdo vivencias para mí únicas.

No hay comentarios: