En un día tan especial para vuestra abuela como es el de la Cruz de impedidos, os quiero relatar como me he sentido después de casi toda una vida acompañando a la Cruz el 4 y 5 de mayo. Hace meses que le daba vueltas a la cabeza sobre como iba a poder realizar todo el recorrido con la Cruz que transcurre por todo el pueblo. Mi preocupación venía porque en los últimos tiempos he tenido algún dolor que me impedía poder caminar en trayectos cortos, y cuando pensaba en estos días tenía claro la gran dificultad que me iba a suponer. Aunque tengo que reconocer que unos días antes del confinamiento hice planes para poder cumplir con esa gran ilusión.
Y de repente todo queda paralizado por un virus invisible, y mis proyectos desaparecen como el de tantos millones de personas. También los vuestros.
Quiero compartir con mis tesoros, que sois vosotros, como me siento. ¿Es un día de nostalgia?; sin duda. Pero si me conocéis un poco, de cualquier situación trato de ver el lado positivo, porque en general lo tiene. Lo primero ha sido recordar lo vivido el año pasado. De como lo disfruté tenéis constancia, porque ya hice una entrada en el blog. De esta manera, la tristeza la convierto de inmediato en agradecimiento, y os explico el por qué. Desde que vuestros padres eran muy pequeños, incluso cuando iban con silleta, se han venido conmigo durante muchos años y han participado ayudando en lo que podían, tocando la campana, que no creáis que es algo que no requiere esfuerzo, que los tres os podrán corroborar, y las ampollas que se les hacían en las manos, o llevando un maletín donde van dando donativos en las casas que se visitan. Siempre dispuestos y contentos. A lo largo de todos estos años, vuestro padre, Ignacio y Alvaro, cuando ha podido se ha escapado y me ha acompañado. El año pasado los dos días, y tu padre, Paula, el día cuatro. Me quedo con el hermoso recuerdo de haber disfrutado prácticamente toda una vida.
También quiero compartir con vosotros otro aspecto para mí muy importante. Mirad, desde que nacemos vamos abriendo etapas nuevas y dejando otras atrás. Eso todos lo entendéis, porque lo estáis viviendo ahora mismo. Pero existen momentos que tienes que decidir cuando cerramos fases. Por ejemplo, cuando la abuela se jubiló de la enseñanza, fui yo la que tomó la decisión de hacerlo antes de que me correspondiese. Y muchos más ejemplos se nos pueden presentar. Pues bien, en estos momentos de mi vida, no hago ningún tipo de planes para el futuro, vivo el día a día, y contenta. El próximo año, pues ya veré y si mi etapa de la Cruz de impedidos se terminó en el 2019, bendito sea Dios, porque fue un final apoteósico. No estoy segura si os he transmitido bien mis sentimientos, pero lo que es seguro es que os quiero con locura y que no existe ninguna definición en el diccionario que pueda expresar lo que significáis para esta abuela joven de ochenta años.
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