Como cada año intento que no se termine el día sin hacer una pequeña reflexión sobre mi fiesta favorita, que como todos sabéis es el día de Reyes.
Es verdad que en esta ocasión ha sido muy diferente a todos los vividos hasta la fecha por el Covid-19 y sobre todo, por la enfermedad de la tita Carmen. De todas formas, hemos pasado unas horas entrañables con la ilusión de siempre. Este es el ingrediente principal, la ilusión que le ponemos. La anécdota de este día la ha puesto nuestro Javier. Al destapar un regalo que los Reyes le habían dejado en Murcia, muy serio ha dicho: yo este regalo no lo he pedido y no lo abro. Todos nos hemos quedado sin palabras. Después, cuando lo ha visto bien, ha estado jugando todo el día y encantado.
Os quiero comentar una vez más que lo importante no es que tipo de regalos recibimos, aunque nos gusten, sino el alimentar una vez al año esta fiesta que nos sirve de unión y de momentos únicos. Mirad, cuando la abuela no esté porque se haya ido al cielo, no poneros tristes, yo os estaré viendo y siempre permaneceré a vuestro lado. Somos todos unos privilegiados, vivimos momentos de los que muy pocos disfrutan como lo hacemos nosotros. Hacedme caso, merece la pena.
Termino como siempre, diciendo que os queremos con locura; no existen palabras que lo puedan expresar. Le hemos dado un aplauso a los Reyes y rezado un Padre Nuestro de acción de gracias. Los besos quedan pendientes para cuando este dichoso virus nos deje.
1 comentario:
Este año ha sido un poco diferente, pero con el mismo cariño de siempre, aunque sin abrazos ni besos, pero como tú bien dices esos quedan pendientes cuando se acabe el COVID-19, que espero que sea pronto, porque no sabes las ganas que tengo de daros un abrazo y un beso enorme al abuelo ya ti.
Nunca me cansaré de deciros que os quiero muchísimo.
Vuestra nieta Paula
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