Casualmente la otra mañana tuve la suerte de escuchar una historia real preciosa de la vida de Hugo. Me ha emocionado y voy a compartirla con todos vosotros.
Hugo es un niño africano, que con tan solo unos cinco meses, sus padres deciden enviarlo a España, puesto que su situación de hambre era extrema. Antes de partir le cuelgan en su pequeño cuello un cordón del que pende una bolsita pequeña de tierra, por dos motivos: uno para que nunca se olvide de sus raíces, otro con la esperanza de que algún día le sirviese de identificación. La madre se hace con un colgante igual.
Al llegar al Sur de nuestra península Ibérica la guardia civil intercepta la patera y la persona que se había hecho cargo de Hugo en el peligroso traslado por mar consigue huir; el niño se lo llevan las autoridades de inmigración y aquí es donde aparece la madre Maricruz. Es una monja de la orden de las misioneras del Santísimo Sacramento que lleva tiempo ayudando en esa labor humanitaria que necesitan los inmigrantes que no tienen nada. Lucha hasta la saciedad para que a ese niño no lo repatriaran, su argumento principal es que un niño de meses no sabe de leyes. Por su tenacidad consigue hacerse cargo del pequeño.
Hugo va creciendo rodeado de amor y totalmente integrado con sus compañeros de colegio (estas monjas tienen colegio y se dedican a la infancia misionera, acaba de celebrarse precisamente el día que la Iglesia se la dedica a ello). Cuando Hugo tiene ocho años, la madre Maricruz recibe una llamada de la oficina de inmigración. ¡Sospresa¡; en ella se encuentran los padres de Hugo. La monja instantáneamente pregunta como pueden estar seguros de que se trata de sus padres; la respuesta es clara, lleva su madre su particular carnét de identidad, su bolsita de tierra colgada a su cuello.Ya os podéis imaginad el reencuentro de esos padres con su pequeño Hugo.
A la madre Maricruz le quedaba poco tiempo en este mundo. Un ataque al corazón fulminante hace que se traslade a un lugar mas seguro: el Cielo.
He podido escuchar el testimonio de sus padres, me han emocionado, solamente les salían palabras de gratitud hacia, como ellos la llaman, su madre Maricruz.
La bolsa que Hugo llevaba colgada con la tierra de su país, a sus nueve años se la ha quitado y mezclado con la de su amigo español. Se siente totalmente integrado e identificado con su nueva tierra. ¿A que es una hermosa historia?. Existen gracias a Dios muchos hombres y mujeres haciendo el bien sin hacer ruido.
La bolsa que Hugo llevaba colgada con la tierra de su país, a sus nueve años se la ha quitado y mezclado con la de su amigo español. Se siente totalmente integrado e identificado con su nueva tierra. ¿A que es una hermosa historia?. Existen gracias a Dios muchos hombres y mujeres haciendo el bien sin hacer ruido.
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