Ya ha transcurrido más de un mes desde que aconteció este hermoso día y aunque sea brevemente, quiero dejar plasmado una vez más las sensaciones vividas, para que cuando seáis mayores podáis recordarlas con agrado.
Mirad, en todos los acontecimientos de nuestra vida, si nos lo proponemos, siempre podremos sacar algo positivo, incluso en situaciones de sufrimiento. Preparar un día de Reyes lleva su complicación porque son muchas las cartas que se tienen que redactar y no siempre se tienen las ideas claras. Es cierto que lleva su trabajo, pero si nos fijamos en la ilusión de todos en esa hermosa mañana creo que merece la pena. Os he comentado en ocasiones que para ayudar a crear una ilusión lo menos importante es la edad. Los abuelos ya somos bien mayores y sin embargo cuando bajamos la escalera para ver que regalos vamos a encontrarnos dejados por los Reyes, os lo puedo asegurar, parece que somos dos chavales.
La impaciencia por llegar a casa de los titos, vuestro nerviosismo, vuestros rostros llenos de alegría, todo ello te hace darte cuenta de que ha merecido la pena el trabajo que acarrea. No olvidaros nunca que todo esfuerzo siempre tiene su compensación.
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