domingo, 30 de enero de 2011

La tita Maravillas

Ha llegado el momento de presentaros, sin poder profundizar como quisiera, quien ha sido mi hermana Maravillas. Si la tuviese que definir con dos palabras estas serían las de "generosidad y servicio".

Nació en el año mil novecientos dieciséis y era la segunda de mis nueve hermanos. Recordad que ya os comenté en otra entrada cosas de mi hermana mayor, la tita Chon. Desde siempre fué una persona muy nerviosa, de pequeña hasta que cumplió los ocho años se crió en el campo con mis abuelos paternos, pues allí se trasladaron mis padres para ayudarles en las tareas del campo; nos contaba que como no comía casi nada, la forma de alimentarla (entonces no existían las vitaminas de ahora) era a base de huevos crudos batidos con un poco de leche, a lo que le llamaban "ponche". Lógicamente a mi hermana esa mezcla le repugnaba y cuando veía que llegaba la hora de tomarse el "ponche" se ponía a correr sin parar, después la "pillaban" y rápidamente se acercaba el momento de volver a empezar el mismo proceso de conseguir que se se tomara aquella pócima. Gracias a ello pudo sobrevivir en aquellos tiempos por su tozudez de no alimentarse correctamente.

Durante toda su vida ha sido una persona muy inquieta intelectualmente, muy inteligente, con muchísimas iniciativas y proyectos, valiente, trabajadora, desprendida hasta lo máximo, buenísima hija, buenisima hermana y una gran profesional en su trabajo.

Estudió el bachiller y a continuación la carrera de Maestra. Hizo oposiciones y a los veintiún años ya estaba ejerciendo como profesora. Su primer destino fue en una pedanía que dista unos trece kilómetros de donde ella vivía y todos los días se iba a su trabajo en un autobús que hacía escala en esa pedanía, y que tenía que coger a las siete de la mañana. Ahora puede parecer ridículo que para un desplazamiento tan corto tuviese que madrugar tanto, pero es que para comprender muchas cosas nos tenemos que situar en esa época.

Quiero destacar en primer lugar su etapa como Maestra, y lo pongo en letras mayúsculas, porque desde el primer día ejerció con una dedicación total e ilusionante. Hasta su último curso antes de jubilarse, lo hizo con ganas y dando a sus alumnos lo mejor de si misma. Siempre tenía como cualidad el no estancarse, el innovar, el crear actividades nuevas, hasta el final de su vida tenía ansias de aprender. Como ejemplo, vuestros padres recordaran los famosos belenes que cada Navidad se inventaba, porque ningún año repetía. Recuerdo sus grandes belenes construidos con sacos de arpillera para simular las montañas, manchadas de yeso que ella amasaba para que pareciese nieve, con serrín para el desierto, con piedras de tosca autenticas para la cueva y algunos montes, con ríos donde circulaba el agua, con molinos cuyas aspas se movían, rematado con muchísimo mimo a la hora de colocar las figuras que representaban una verdadera catequesis. Os puedo asegurar que se le transformaba la cara cuando los montaba, porque los hacia con verdadero gusto e ilusión. Otros años en el colegio los hacia más reducidos, pero igualmente originales: ayudada por sus alumnos hizo uno donde las figuras eran de castañas y palillos, simulando a los extraterrestres, otro en una urna grande como si fuese el fondo del oceano, con caballitos de mar, pececillos (que ella confeccionaba con cintas entrelazadas), algas colgando, corales para el nacimiento,... eso si que era una demostración de su imaginación. También elaboro uno haciendo que algunas figuras fuesen gitanillos que resultó precioso. Así podría seguir enumerando muchos mas, pero ahora voy a tratar de que la conozcáis en otras facetas de su vida.

Toda su vida la dedicó al servicio de los demás. Ya os he comentado que desde muy joven estuvo trabajando, pues desde el primer sueldo que cobró y hasta el final de su vida, todo lo fue regalando paulatinamente, primero en ayudar a mis padres, después a sus distintos hermanos, el hecho es que hasta su ultima nómina la donó.

Su juventud transcurrió entre su trabajo y ayudar en todo lo que podía para sacar adelante la familia numerosa que eramos. De hecho, ella era la que llevaba magníficamente todo lo que se refería a las faenas del campo. Era muy inteligente, luchadora, con apariencia de ser una mujer muy dura en su trato, pero que sin embargo era todo corazón, y ayudó siempre, no sólo a su familia, sino a todas las personas que le solicitaban algo; se desvivía por prestarle toda su atención y apoyo. No tenía pereza para nada, por complicada que pudiese ser la situación era capaz de salir airosa, nunca alardeó de nada de lo que hacia, sino que actuaba con toda naturalidad, sencillez y humildad. Quizás podéis pensar que no soy del todo objetiva, puede ser, trato de todas formas de mostrarme imparcial, y os lo digo porque a las personas se les deben conocer por sus hechos, y yo os aseguro que su vida ha sido mucho más de lo que yo torpemente pueda transmitiros y pruebas hay de ello.

Otra de sus cualidades era la facilidad que tenia para realizar toda clase de manualidades, era incansable a la hora de desarrollar esa parcela. Hacia toda clase de trabajos: desde cuadros tridimensionales, flores con pan de molde, pececillos de cintas de distintos colores, (los vio en una exposición y logró saber como se hacían), figuras de escayola, repujados de cuero, marcos, pinturas, labores de todo tipo,... En la cocina no había otra como ella, vuestros padres se acuerdan. Especialidades suyas eran las empanadillas, las tortas de pimiento molido, los aperitivos, que por cierto, nunca repetía dos iguales sino que cada vez nos sorprendía con innovaciones y muchas cosa más.

Toda su vida la dedico a su familia, sin ser madre parecía que nos había "parido," no sólo a sus hermanos, sino a todos los sobrinos, y a los hijos de estos. Su obsesión era dar sin esperar nada a cambio, mejor dicho, una sola cosa quería a cambio: que toda su familia siempre permaneciese unida. Cada día comprendo más su deseo, porque es lo que también queremos para todos vosotros.

Era una persona muy independiente, por eso los últimos años de su vida sufría bastante al tener que dejarse ayudar en todo lo que hacía, pero aunque lo pasara muy mal, jamás se quejó y serenamente se dejaba hacer. Os lo aseguro, vuestra tita Maravillas era una gran mujer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La Tita Maravillas era alguien recio, con carácter, como si fuera castellana, pero su corazón era de oro.
Anécdotas hay miles.. Una que has contado es la de los belenes: el de las castañas ,que simulaban hormigas, con barba incluída y bastón a San José, y la Virgen con su manto, era una preciosidad.. y el del fondo del mar,con nuestra colección de caballitos de mar de la playa, se los hizo mi madre como pudo, porque todos quisimos meter mano,y recuerdo que ganó con ambos el primer premio en su escuela.
La Tita Maravillas nos prestó un piso que tenía en Murcia a todos los que quisimos estudiar allí. Se presentaba casi todas las semanas "a dar una vuelta", que en realidad era a darnos una vuelta, con el mayor disimulo...
Incluso después de casarme, cuando iba a Murcia no había vez que no pasara por mi casa y les llevara algún detalle a mis hijos. Recuerdo una vez con el mayor, que era un bebé, al decirle que si lo quería coger en brazos, poniendo cara de que ¡sí!, se resistía diciendo.."¡ uy, si yo no tengo traza!"...
Creo que es una de las personas más generosas que he conocido, y desde luego muy independiente. Aunque era todo corazón, como ya he dicho, era poco "cariñosa", aunque detallista al máximo. La verdad que de mis tíos que se han ido, a ella y al Tito Pepe es a quienes más echo de menos.
Besos. Q.