domingo, 3 de noviembre de 2013

Boda de los abuelos

En esta ocasión me apetece escribiros sobre la boda de vuestros abuelos para que podáis comparar como ha cambiado casi todo con el paso del tiempo. Para empezar, no se sabíais que nos casamos junto con el tito Juan y la tita Carmen  un veinticuatro de Junio de  mil novecientos sesenta y cinco a las seis de la tarde en la Parroquia de la Concepción. En el mismo acto también hizo su primera comunión nuestra sobrina Quiqui. Ya os hablé brevemente en una entrada anterior como todos los preparativos del gran acontecimiento se realizaron en casa de vuestra bisabuela. La Iglesia la adorno mi hermana Maravillas que tenía un don especial para esos menesteres.
La cena se elaboró al completo en los fogones de mi casa, bajo la "batuta" de mi hermana Chon. Recuerdo que en mi última noche de soltera dormí con mi madre (ya os he comentado alguna vez que mi padre se había ido al cielo once años antes), y a las seis de la mañana nos levantamos para ayudar un poco en las tareas culinarias.
Yo, que era la novia, me fui sobre las  diez de la mañana a la peluquería; por aquella época la abuela llevaba el pelo con bastante melena. En esos años uno de los descubrimientos más novedosos fue el uso de la laca para fijar el pelo, por cierto que  de las primeras lacas que se usaron, o por lo menos la que conmigo se utilizó, te dejaba el pelo como si fuesen alambres. Mi peluquera, con la mejor de sus intenciones, me "cardó" el pelo una barbaridad para que me durase toda la tarde. Me echó, como decís ahora, un "mogollón" de laca, y de esta guisa me volví a mi casa para seguir poniendo mi granito de arena en los preparativos de la comida.
Cuando llegó el momento de vestirme de novia la casa ya estaba repleta de invitados, la tita Mely, es decir, la mamá de Quiqui, me ayudó y me puso un poco guapa. En la cabeza llevaba un tocado en forma de casquete que cuando se me acopló, cosa por cierto nada  fácil porque os recuerdo que mi pelo parecía más alambre que otra cosa, se me bajó el pelo y al presionar el restante se "partió" por varios sitios, sobre todo por la parte de mis orejas y de mi frente. Cuando lo recuerdo todavía tengo la sensación extraña de quererlo echarlo hacia atrás y no poderlo conseguir por la rigidez que tenía.
Vidas mías, si estoy consiguiendo que os imaginéis la escena y os riáis  un poco habré conseguido trasladaros  bastante mejor de lo que esperaba la realidad de lo vivido.
Se me olvidaba otra anécdota importante; la cena se celebro al aire libre y sobre las cinco de la tarde se formo una nube de aire sin lluvia, pero lo suficientemente molesta para que todo el preparativo que ya estaba dispuesto sobre las mesas se llenara de hojas, polvo, que las flores colocadas cayeran,... y entonces, todas las personas encargadas de esos preparativos tuvieron que desmontar, limpiar y volver a realizar, a toda prisa  y con los nervios correspondientes de nuevo el trabajo para que todo quedara tan bien como habíamos previsto.  Quiero nombrar en este momento a un gran amigo que colaboró al máximo y en todo momento, se llamaba Julio .
La ceremonia religiosa fue perfecta, salvo que el tito Antonio que fue mi padrino, cuando fue a sacar las arras de su bolsillo se le cayeron al suelo y aquí también os podéis imaginad la escena que se produjo de nervios. Nos casó mi hermano Pepe, que estaba muy emocionado de poder realizar las dos bodas y la comunión. Ya os mostraré las fotos que tenemos para que comprobéis la realidad de todo lo que os he comentado.
El resto de celebración estuvo muy bien, todo el trabajo  dio su fruto.
En la próxima entrada os relataré el viaje de novios, merece un apartado aparte porque estoy segura que también os sacará una sonrisa.

domingo, 20 de octubre de 2013

Tortada


El fin de semana pasado sabéis que celebramos tres Santos juntos: el de la tía Eva, que lo teníamos pendiente desde septiembre, el de la abuela y el de la tía Tere, que fue el martes anterior. Vuestra abuela comenzó a recordar cuando ella era pequeña y que es lo que hacía mi madre para celebrar los grandes acontecimientos; rápidamente se le encendió la luz, una tortada. Como ya me conocéis, no os descubro nada si os digo que soy bastante atrevida, me puse en acción, saqué mi vieja libreta, y me ilusioné con la idea de que viéseis y probaseis las tortadas que se hacían en casa de vuestra bisabuela Juana.
Lo primero que hice fue rezarle a ella y a la tita Chon, ya que fue ella la que cogió el testigo de muchas de las actividades de mi madre, también el de la cocina. Ya os lo he comentado muchas veces que los sentimientos son muy difíciles de expresar, por lo menos para mi, pero todo el tiempo de su elaboración las tuve tan presentes, que como tengo la lágrima un poquito floja se me llenaban los ojos de ese liquido que en ocasiones te emana plácidamente sin poderlo impedir.
Para ellas el trabajo era infinitamente mayor, puesto que no existían batidoras eléctricas y todo era a base de trabajo manual. En esos recuerdos que me venían a la mente, jamás las vi quejarse, a pesar del gran esfuerzo que tenían que llevar a cabo. En aquella época, todas las celebraciones familiares se preparaban en la casa. Os pongo un ejemplo: cuando vuestros abuelos se casaron, que el mismo día lo hizo el Tito Juan e hizo la Quiqui su primera comunión,  la cena de celebración al completo se elaboro en la casa de vuestra bisabuela para todos los invitados, que os aseguro eran numerosos. Ella no pudo participar en el trabajo, porque estaba enferma, pero si ayudaba en ir dando el visto bueno a todo.
Un día que estéis todos, como sois unos estupendos reposteros, la vamos a repetir para que aprendáis a realizarla, y así cuando pase el tiempo, en alguna ocasión que os apetezca, podáis recordar la tortada de vuestra bisabuela Juana y por qué no, pasarle el testigo a las siguientes generaciones. 

domingo, 29 de septiembre de 2013

Sin asunto


Seguramente que el titulo de esta entrada os puede parecer extraño, y a mi también. Lo que intento comunicaros es una serie de sentimientos experimentados en este periodo vacacional recién finalizado en la que supongo mezclaré vivencias distintas y variadas, por ello no voy a escribir sobre ningún tema en concreto, y sí un poco de todo.
Lo primero que me sale del corazón es dar gracias a Dios por habernos permitido disfrutar de todos vosotros y de vuestros padres. Por otro lado, en cada baño que me he dado, no dejaba de seguir dando gracias. Sabéis que la abuela disfruta como una chiquilla en el agua; cada día lo hemos podido hacer y  esto para mi es un gozo inestimable. Muchas veces os he contado como a vuestra bisabuela Juana le gustaba el  mar y como en muchas ocasiones repetía: "si alguna vez tuviésemos una casa en la costa, que aunque fuese a lo lejos pudiese ver el mar, que felicidad sentiría". Jamás consiguió este sueño, pero gracias a ella todos podemos en la actualidad admirar ese mar.
Os he observado en silencio a todos, y me doy cuenta como os estáis haciendo mayores. Para poder darle un beso a Ignacio, ni de "puntillas" lo consigo; siempre comento que parece que crecéis como los pepinos, de noche. Os he visto jugar hasta la extenuación, y sin embargo no encontrabais el momento de terminar, siempre había protestas porque os parecía poco. El fútbol es el juego favorito, pero también ha ocupado buena parte de vuestro tiempo el ping pong. Por cierto, que vuestra abuela, con sus setenta y tres años, no ha quedado nada mal clasificada: el octavo lugar. Para mi es todo un éxito, pero tengo que reconocer que jugáis magníficamente, hasta algunos de vosotros le habéis ganado a vuestros padres. La abuela sabe jugar regular, pero lo que más me encanta es que todos queréis jugar conmigo. Gracias.
En natación, excepto Marta, todos lo hacéis muy bien, aguantando mucho, nada más y nada menos que llegáis sin descanso hasta las boyas.
En los pocos momentos de descanso que os tomabais tampoco habéis parado, entonces jugabais con vuestras máquinas, las conexiones que hacíais y las habilidades que todos tenéis me asombra, os he visto felices.
Para decir toda la verdad, también han surgido algún roce entre vosotros, nada importante, pero todos debéis poner vuestro granito de arena para evitarlos, y sobre todo, nunca olvidaros del consejo "borrón y cuenta nueva", perdonaros siempre, y recordar como en esas ocasiones os sentís mucho mejor.
Como soñar no cuesta, en mis ratos mirando el mar me he imaginado como seréis de mayores, os veo a todos siendo muy buenas personas, eso es lo más importante, como unos primos unidos, capaces de ayudaros en todo, fieles en vuestro cariño. Sencillamente como sois ahora. Estoy segura que si os lo proponéis lo vais a conseguir. Todo lo que ahora vivís juntos no olvidarlo jamás. Lo pienso y se me llenan los ojos de lágrimas, ya sabéis como es la abuela de sentimental. Mirad, los abuelos pensamos en vosotros y nos brota por toda nuestra piel un cariño desbordante. Siempre sabéis que os hemos aconsejado lo que mejor os conviene. No olvidaros de este párrafo, desde el Cielo estaremos viendo como lo lleváis a la practica.

domingo, 7 de julio de 2013

Abierto por vacaciones


Este fin de semana hemos abierto el campamento de verano 2013 en casa de los abuelos. Ha estado repleto de actividades. Lo iniciamos el viernes por la noche con la llegada de Ignacio y Álvaro. Después de cenar tuvimos la gran actuación de nuestras dos "artistas", Paula y Ana, que bailaron al son de distintas canciones ante un jurado muy exigente. Ignacio era el encargado de poner la música. Al final ambas consiguieron empatar con sus puntuaciones y quedaron muy contentas. Nos acostamos sobre las doce de la noche, muy tarde, y Paula se quedó a dormir en nuestra casa.
El sábado desde bien temprano y después de desayunar muy bien, Álvaro le hizo los honores al bizcocho perfectamente, iniciamos la jornada de la "escuela de verano". A primera hora viendo dibujos y con las tabletas, más tarde, como siempre, Álvaro, Pablo y Juan se dedicaron a "entrenar " para jugar sus especiales campeonatos  de fútbol en la alfombra roja. Ignacio con el ordenador y con la dos chicas que no lo dejan tranquilo ni un momento. Pero también tengo que mencionar a Marta, que ya abusa un poco  de su paciencia. Sobre las doce a la piscina, nos llevamos la comida, y así hasta las siete de la tarde.
Al regreso, duchas, unos a Misa, otros a cuidar de Marta. Cena en común, nuevamente tabletas, y bastante tarde a dormir.
El Domingo más de lo mismo, fútbol, juegos, piscina.....Casi sin darnos cuenta se nos fue el fin de semana. Todos habríais alargarlo un poco más los días; acabasteis agotados pero sin embargo, decíais que no os sentíais cansados. Ya todos esperamos con ganas e ilusión el nuevo encuentro. Los primos de aquí cada día me preguntan: ¿cuándo van a venir los primos?. A los abuelos nos da la vida que estéis tan contentos en esta casa, que la verdad es que tiene algo muy especial cuando estáis todos vosotros. Hasta aquí este pequeño resumen de la apertura del campamento de verano en casa de los abuelos, es decir, en vuestra casa. Una y mil veces más tengo que terminar dando gracias a Dios por permitirnos disfrutar de tantos momentos entrañables y hermosos. 

domingo, 23 de junio de 2013

La tía Maria Teresa

Hoy os voy a intentar acercar a la figura de una persona que en la vida de vuestros abuelos y de vuestros padres ha ocupado un lugar muy especial.
Primero tenéis que conocer que lazo familiar nos une. Hace tiempo os hablé de vuestro bisabuelo Pepe, el padre del abuelo Eladio, que tenía cinco hermanos cuyos nombres eran  Gonzalo, Eladio, María, Anselmo y Amparo. Pues bién, Gonzalo tuvo cuatro hijos: Fernando, Pepe, Alberto y María Teresa.
Todos conocéis a la prima Mari Cruz y a la prima Inma de Barcelona, ambas son hijas de Fernando, él era el mayor de los cuatro hermanos y muy joven se fue a trabajar a esa ciudad. Hace ya muchos años que se fue al cielo.
María Teresa y Alberto no se casaron y siempre han vivido juntos en una casa preciosa a las afueras de  nuestro pueblo, en el paraje de los Miravetes.
Describir a Maria Teresa no es tarea sencilla, pero si quiero que a través de sus actuaciones podáis conocer que clase de persona era, especialmente en su comportamiento con los abuelos. Puedo aseguraros que estaba llena de cualidades: trabajadora, inteligente, delicada, educada, humilde, cariñosa, desprendida, perfeccionista, rebosante de amor hacia los demás, y servicial hasta lo máximo que un ser humano pueda serlo.
La vida no le fue nada placentera. Realizó trabajos de todo tipo en la agricultura, por duro que fuese, y además, crió animales (cerdos, ovejas y aves), y todo ello con escasa remuneración económica. Toda su existencia, excepto en los últimos años de su vida, vivió sin tener luz eléctrica, ni suministro de agua de red. Por lo tanto, la dificultad era aun mayor para realizar su trabajo, que ya de por si requería un gran esfuerzo. A pesar de todos esos inconvenientes, siempre la veías limpia como los chorros del agua y toda su casa impecable. Y por si fuera poco, también sufría de grandes dolores por un problema oseo, aunque nunca la veías quejarse, y sólo se lo notabas si prestabas atención y observabas sus gestos de dolor que siempre intentaba disimular.
Igual que realizaba esos trabajos tan duros, a la vez era capaz de hacer unas labores impresionantes, hechas a la perfección por mucha dificultad que pudiesen tener. Pero lo mejor es que jamás alardeaba de nada, al contrario, daba mérito a todo menos a lo suyo.
Siempre que los abuelos nos hemos visto en algún apuro, aun sin pedirle ayuda, se volcaba con todo su ser para estar a nuestro lado. A vuestros padres los quería con locura. Tenía una paciencia ilimitada, siempre estaba  pendiente de hasta el más mínimo detalle para hacer más agradable la convivencia.
Tu padre, Ignacio y Álvaro, seguro que recordará las meriendas que le preparaba cuando subíamos a su casa de los Miravetes; el mejor lomo embuchado que hemos probado y la Mirinda de naranja, refresco que siempre tenía preparado por si subíamos.
Cuando hizo la Primera Comunión tu padre, Paula, y el vuestro, Pablo, Juan, Ana y  Marta, ni os podéis imaginar la ilusión que puso en la preparación de todo lo que hicimos. La tía María Teresa y el tío Alberto (así los nombraban vuestros padres)  colaboraron en todo, a las cinco de la mañana ya estaban en nuestra casa para trabajar con nosotros en todas las tareas.
Con vuestra abuela, a pesar de no ser familia directa, puesto que era prima hermana del abuelo, tenía una complicidad muy especial. No necesitábamos palabras para entendernos  estupendamente. Para mi ha sido como una hermana que siempre ha estado dispuesta a sacarme de apuros.
De todos vosotros solamente conoció a Ignacio y por poco tiempo, porque se nos fue al cielo un veintiocho de Enero del año dos mil.
Su hermano, el tío Alberto, también ha tenido una relación muy entrañable con los abuelos. Después de morirse su hermana, venía con bastante frecuencia a comer con nosotros. Sus palabras siempre eran las mismas "madre mía del alma, que bueno está esto". Se encontraba muy  bien a nuestro lado, y sobre todo se sentía muy querido. Es cierto que ellos nos querían muchísimo, pero igual de verdad es que nosotros nos desvivíamos por todo lo que les concerniese.


domingo, 26 de mayo de 2013

Cruz de impedidos 2013


No quiero que transcurra mas tiempo sin transmitiros los sentimientos vividos  en este año, y en particular los días cuatro y cinco de Mayo, tan especiales para vuestra abuela.
El año pasado ya hice una entrada  sobre esta procesión, pero cada año es para mi distinta y en el actual, el día cuatro ha sido muy especial. Os voy a contar el motivo. En esta ocasión sabéis que el día cuatro ha coincidido en sábado, por eso, Ignacio y Álvaro, habéis podido venir con vuestros padres. Esa mañana me quiso acompañar vuestro padre, en principio solamente hasta llegar a las monjas Claras. Sin embargo, le apeteció llegar hasta el final del recorrido. Estuvimos caminando desde las nueve de la mañana hasta las dos y media de la tarde. Iba tan bien acompañada  que no sentía ningún cansancio. La Santísima Cruz visitó nada menos que ochenta y siete enfermos en esa mañana. Fue muy bonito como cualquier año, pero la abuela lo vivió de una forma distinta. Cuando vuestros padres tenían las edades vuestras siempre me los llevaba conmigo. Participaban en lo que podían, por ejemplo, ayudando a tocar la campanilla que anunciaba que llegaba la Cruz. Hacía muchos años que iba sola; el abuelo en ocasiones me ha acompañado, ahora sabéis que no puede. La abuela, no decírselo a nadie porque es un secreto, pensaba que quizás sería este el último año que iba a poder aguantar todo el recorrido, y precisamente he tenido la gran suerte de poderlo hacer entero  y llevando la inmensa alegría de hacerlo junto a vuestro padre, Ignacio y Álvaro. Vinimos un poco cansados,  pero contentos; yo si os soy sincera, muy feliz. Si ha sido mi despedida, he tenido la fortuna de hacerlo por la "puerta grande".
Siempre que trato de expresaros mis sentimientos me doy cuenta de lo dificilísimo que me resulta. Así y todo, no me resisto a intentarlo porque me apetece dejaros para el recuerdo vivencias para mí únicas.

domingo, 19 de mayo de 2013

Bautismo de Ignacio en la cuesta del Castillo


Ignacio, con tus catorce años te has ido con tu padre y tus tíos a presenciar en vivo y en directo, en el mismo centro de la cuesta, la carrera de los Caballos del Vino. Ya el año pasado quisiste ir, pero tus padres, con buen criterio, lo dejaron aplazado para este 2.013. Has llegado agotado, pero contento. A pesar que antes de iros os habéis aprovisionado el estomago bastante bien, son muchas las horas en pie que hacen sentir la necesidad de volver a comer al regreso. Rápidamente te has recuperado con la ayuda inestimable de algo de comida y a continuación, con solamente diez minutos en la cama de los abuelos, te has quedado casi nuevo. Esa cama ya sabéis que es un poco mágica.
Quizás no te das cuenta de como paso a paso vas alcanzando pequeñas metas, que no son más que la consecuencia de que te vas haciendo mayor. De alto ya ves como a la abuela la has dejado muy atrás, como sigas creciendo a este ritmo para besarte me voy a tener que subir a una escalera.
Cuando os fuisteis me asome a la ventana para veros y me vinieron a la mente montones de pensamientos. Pensaba y os "veía" a todos vosotros, ya mayores y junto a vuestros padres, disfrutando de esta hermosa mañana del dos de Mayo. Como tantas veces os repito, si ponéis todos un poco de ganas y cariño, podréis perféctamente seguir con esta tradición durante toda vuestra vida. Es muy fácil conseguirlo y llevarlo a buen término. Los abuelos desde el Cielo estoy segura que disfrutaremos viéndolo. Tenéis que intentar cultivar pequeños gestos que os ayuden a estar cada vez más unidos. Cualquier acontecimiento os puede servir. En esta ocasión os he comentado lo de este hermoso día, pero son muchas más las oportunidades que estáis teniendo de vivir juntos; por lo tanto, con un poco de interés lo podréis hacer muy bien.
Cada dos de Mayo, sabéis que preparamos con ilusión todos los detalles para vivir una mañana especial. Para nosotros es un verdadero gozo compartir desde este lugar privilegiado la Misa de Aparición, la carrera impresionante de la cuesta de la Simona, los caballos enjaezados con sus mejores galas,... pero sobre todo sentir vuestra presencia.  Los abuelos días antes sabéis que preparan comida en abundancia, porque aunque siempre decís lo mismo, que somos exagerados, vuestros estómagos bien que lo agradecen. Me encanta veros antes de iros a la cuesta a presenciar la carrera, con que ganas e ilusión os preparáis para tener fuerza y aguantar las cinco o seis horas viendo esas estupendas carreras. Siempre comentáis que está todo buenísimo, yo me maravillo porque soy consciente de mis cualidades y sé de mis limitaciones en las artes culinarias. Sin embargo, la semana pasada en un concurso de televisión llamado Master Chez, uno de los cocineros le comentaba a los concursantes que cuando hiciesen cualquier plato lo elaboraran poniendo mucho amor. En ese momento descubrí porque os parezco buena cocinera, es totalmente cierto que lo que cocino para todos vosotros le pongo el mayor amor que puedo, de ahí el resultado de vuestras palabras de elogio.
Ignacio, quiero terminar haciéndote un pequeño encargo; cuando los abuelos no estemos nos gustaría que siguieseis viviendo este día con ilusión, con nada de tristeza, solamente pensar que los abuelos os han querido con locura, pero que siempre vamos a permanecer a vuestro lado, de otra forma, pero a vuestro lado. Vuestra madres si que son unas estupendas cocineras y seguro que si a vosotros os hace ilusión, no van a tener ninguna dificultad en realizar las tareas que lleva a cabo vuestra abuela en este día dos de mayo en Caravaca.



domingo, 28 de abril de 2013

Para mi monaguillo Pablo


Me tendréis que reconocer que nuestro Pablo está pero que muy "requeteguapo" de monaguillo. Hace unos días le vi ayudando en la Eucaristía y me vinieron a la mente recuerdos de mi infancia. ¿A qué nunca os he contado que el abuelo Eladio y el tito Juan fueron monaguillos?. Tenían aproximadamente la edad de Pablo, y cuando mi hermano Pepe se ordenó de religioso carmelita los dos estaban realizando ese hermoso servicio. Te voy a descubrir un "secreto" de ambos, y de todos los monaguillos de aquella época. Después de la misa, cuando el sacerdote no les veía, se tomaban un pequeño trago del vino que quedaba en las vinagreras porque estaba "dulcecito". También tocaban las campanas y otras tareas que les ordenaban.
Otro monaguillo precioso fue tu padre, Pablo. Cuando el tito Pepe se nos fue al cielo, en la Parroquia de la Concepción estaba de Párroco un carmelita llamado Padre Manuel; éste lo invitó a que le ayudase en la iglesia. Sabía que al tito Pepe le habría gustado muchisimo tenerlo de ayudante. Estoy segura que desde el Cielo le pareció una estupenda idea. Igualmente tengo la certeza que por todos intercede cada día. El tito Pepe tenia una relación muy especial con tu padre.
Pero ahora quiero dirigirme a ti, Pablo. Como he comentado, hace unos domingos tuve la oportunidad de verte actuar de monaguillo. Estabas muy atento y muy formal. Asumo que soy una abuela poco objetiva, pero lógicamente tengo que transmitir mis sentimientos y al verte se me "cayó la baba". Es bueno que todo lo que realices lo hagas responsáblemente y con ilusión, de esa forma el esfuerzo es mucho menor.
Cuando vuestro abuelo era pequeño la Misa se leía en latín; todas las respuestas aprendió a contestarlas en esa misma lengua, además de un montón de oraciones, entre ellas el Padre Nuestro, la Salve, el Credo,.... Sabes que algunas te las ha enseñado, y que le produce mucha alegría que las aprendas tú. De esta manera, cuando oigas o asistas a alguna celebración de la Iglesia universal podrás entender lo que dicen y seguirla perféctamente.
Me cuentas que estas aprendiendo los distintos nombres de la ropa que se pone el sacerdote; seguro que muchos mayores nos equivocamos, menos el abuelo que lo aprendió como tú ahora.
Siendo tu tío Pepe muy pequeño, con menos de dos años, le gustaba entrar al dormitorio de mi madre, es decir de vuestra bisabuela Juana, para realizar un simulacro de Misa. Mi madre estaba ya muy "malica" y no se levantaba de la cama, pero cuando su nieto aparecía por la puerta se le iluminaba la cara. Lo pudo disfrutar muy poco porque muy pronto se nos fue al Cielo.
A vuestros abuelos también se nos ilumina el rostro cuando os vemos, se nos "cae la baba", y para nada nos importa el reconocerlo. Sois nuestra vida.




sábado, 13 de abril de 2013

Mi amiga X

El nombre de esta amiga X de la que os quiero hablar, que tiene la misma edad que yo, la he dejado en incógnita, y no porque tenga algo de secreto, sino porque es una persona que durante toda su vida ha querido y sigue queriendo pasar desapercibida. Quizás os estaréis preguntando porque os quiero hablar de ella. La respuesta es muy sencilla, primero porque se lo merece, y después  porque necesito transmitiros una vez más como son las amigas de la abuela. Ya os hice anteriormente una entrada que versaba sobre este tema, pero en esta ocasión lo hago para que sepáis que suerte ha tenido la abuela de rodearse de personas tan especiales.
Para mi es un misterio que seamos amigas, ya que a lo largo de nuestras vidas jamás hemos tenido una relación íntima, menos aún hemos coincidido en reuniones ni festejos. Tampoco nunca hemos salido juntas, nuestras vidas han circulado por rutas diferentes. Y a pesar de todo ello, ambas hemos tenido la seguridad de que había algo que sentíamos y que se traducía en un cariño auténtico. Mi hermana Chon siempre la ha querido de una forma especial, y eso a pesar de que la diferencia de edad era considerable entre ambas, nada más que veintisiete años, los mismos que se llevaba con vuestra abuela.
Mi amiga a lo largo de su infancia no tuvo la suerte que tenéis vosotros y que tuvieron los abuelos. Sencillamente no fue feliz; le faltaron besos y caricias, no sentía el cariño de los que la rodeaban, mejor dicho, solamente de una persona, su abuelo. Ella a pesar de todo ha sido y es un cascabel de alegría, aunque no haya tenido para nada una vida fácil. Pero es un "todo terreno", quiero decir, valiente, fuerte, servicial, de la que se puede decir sin temor a equivoco que siempre ha sabido ir "tejiendo" para calmar las aguas revueltas de las que se ha visto rodeada. Por todos los poros de su cuerpo emana ternura, paz y sosiego. Su rostro siempre refleja serenidad, y creo que no me equivoco si afirmo que hasta el final de sus días va a continuar llevando a termino una labor admirable en el ámbito en el que se mueve.
Hace tiempo recibí un correo que me gustó mucho. Era la historia de una serpiente y una luciérnaga. Resulta que la serpiente perseguía a la luciérnaga para matarla, esta corría todo lo que podía (vosotros habéis visto alguna en casa del tío Juan), pero sus posibilidades de escapar eran nulas. Entonces se paró y le hizo la siguiente pregunta a la serpiente: "¿por qué me persigues si yo soy insignificante a tu lado?, ¿por qué me quieres matar?". Su respuesta fue: "porque a pesar de tu pequeñez brillas más que yo y no lo puedo soportar". Mirad, hay personas que sin prentenderlo brillan, ni siquiera saben que tienen una luz especial. Esa cualidad humana a otras personas les molesta, por una sola razón, la envidia. Es este un defecto horroroso del cual tenemos que alejarnos siempre. Se siente una paz tremenda cuando nos alegramos de todo lo bueno de los demás. Pues bien, mi amiga X brilla, sin pretenderlo, pero sigue brillando, y no siempre recibe una palabra de reconocimiento, sino quizás todo lo contrario. Ya sabéis un poco más de mi amiga X, un ser muy especial en la vida de vuestra abuela.

domingo, 7 de abril de 2013

Mis cinco nazarenos 2.013

Esta entrada va a ser muy corta, solamente pretendo que cuando seáis mayores y veáis la foto que acompaño, podáis recordar como lo vivisteis. Fue una mañana de gozo y alegría.
Álvaro, tu no sabias que ibas a tener túnica para salir de nazareno, ni te lo imaginabas. No te puedes dar idea de la cara de asombro que has puesto al enterarte, hasta en las mejillas se te ha subido el color. Ibais los cinco contentos y rebosantes de felicidad.
A los abuelos, una y mil veces más, nos habéis hecho sentirnos dichosos, nos alegráis la vida continuamente, no me puedo cansar de repetirlo, es la verdad.
Deseo de corazón, que a lo largo de vuestra vida tratéis siempre de uniros cada vez más y siempre os ayudéis. El cariño, como todo, se tiene que cuidar, no tener pereza en hacerlo y veréis que merece la pena.
Cuando ibais con vuestros tíos por la calle a incorporaros en la procesión llevabais las capas al vuelo, parecíais cinco ángeles circulando a toda prisa. Llevabais en la barriga un montón de caramelos, tantos que a alguno de vosotros se os salían por las mangas; así y todo, gracias a que Ignacio se llevo una bolsa repleta de caramelos y durante todo el trayecto el tío Pepe pudo reponer las existencias, porque se os terminaban rápidamente. Pablo los tiraba a puñados, los demás sin parar de repartir. Cuando os ibais a la calle os dije que le diéseis a los niños y a los más viejecitos, y supisteis a la perfección cumplir el encargo. Ana y Paula las colocaron al lado del que llevaba el estandarte y continuamente se levantaban la capucha. A  Paula se le desató la cinta que le sujetaba el capuchón  y sin pensárselo dos veces le dijo al que portaba el estandarte que se lo atara, cosa que no pudo hacer agabiado, pero salió en su ayuda la tía Eva que os vigilaba en toda la carrera.
Al regreso veníais contentos y nada de cansados. De inmediato os pusisteis a jugar en vuestra alfombra roja a vuestro juego preferido. Un día más de ilusión y gozo. Comimos el potaje carmelitano de vigilia y como siempre, nuestras chicas Paula y Ana rezaron el Padre Nuestro de acción de gracias. Una nueva jornada inolvidable.

domingo, 24 de marzo de 2013

La lupa y las tijeras


El titulo de esta entrada quizás os puede parecer extraño, pero voy a tratar de aclararos el mensaje que os quiero transmitir.
Mirad, ya os he comentado lo bueno que sería que todos aprendiéramos un poco a "tejer", pues infinitamente mejor es intentar utilizar la lupa cada día. Todos sabéis que es un instrumento muy bueno para encontrar algo pequeño y que sin ella puede pasar desapercibido. Esa es su utilidad práctica, pero yo lo que quiero y a la vez necesito expresaros es que durante toda vuestra vida nunca dejéis de buscar a Dios, hasta con lupa, si fuera necesario. En muchas ocasiones viviréis circunstancias en las que aparentemente Dios no aparece. Sabéis que la abuela jamás os ha mentido, yo os afirmo que nunca va a dejar de estar a vuestro lado; lo que nos ocurre a todos es que no "vemos" bien y por eso, aunque sea buscarlo con lupa, no tened pereza en hacerlo, porque lo encontraréis y os daréis cuenta que está mucho más cerca de lo que pudiéramos pensar.
En ocasiones, yo diría que siempre, tenemos la necesidad de utilizar otro utensilio: las tijeras. ¿Para qué?; sencillamente para poco a poco ir "cortando" todo aquello que nos impide acercarnos y ver a Dios. ¿Qué tenemos que "cortar"?; es muy fácil de adivinar: lo que en conciencia sabemos que no hacemos bien. Estos dos instrumentos, junto con el de "tejer", nos tienen que ser útiles a todos y procurad realizad las tres tareas asíduamente. Os aseguro que cuando así las realizamos nos sentimos muy "requetebien".
No tengo ni idea de cuando vais a leer estas entradas, y si estaré en este mundo o en el cielo, pero tened la seguridad que me salen desde lo mas profundo de mi corazón y que lo hago porque siento que os puede ayudar a encontrar la felicidad en este mundo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Tejer


Haz click aquí para ver el vídeo
Hace unos días tuve la suerte de asistir a un Retiro de Cuaresma en los Padres Carmelitas. Me sorprendió que en medio de la charla apareciese este anuncio de Coca Cola que me pareció hermoso.
El titulo de la entrada la he denominado "tejer" y voy a explicaros los dos sentidos que puede tener esa palabra, una expresión tan corta y a la vez tan importante como tratare de explicaros a continuación.
De niña mi madre me enseñó a tejer, es decir, a realizar labores de punto. Como eramos muchos hermanos la economía no era nada boyante, se pasaba muchas horas haciendo jerseys para todos sus hijos.  Los tejía escrupulosamente perfectos. Cuando le ayudaba en alguna ocasión cometía algún fallo, a veces recuerdo que aun estando el jersey casi terminado al percibir el error tiraba de la hebra de lana y me comentaba: "al principio has cometido una mentira (así lo llamaba cuando notaba que todos los puntos no eran iguales); prefiero deshacerlo y comenzar de nuevo". Ni os imagináis la rabia que me daba, siempre trataba de convencerla con argumentos muy simples. Todo se basaba en la pereza que me producía empezar de nuevo. Este pequeño relato es para que conozcáis uno de los significados de la palabra tejer.
Ahora me quiero centrar en ese estupendo anuncio de Coca Cola del que emana un nuevo mensaje de la palabra tejer, pero no como lo hacia vuestra bisabuela, sino de una forma muchísimo mejor.
Al hacer clik en la imagen habréis comprobado una escena familiar en la que se inicia un dialogo entre un padre y una madre a través de su hijo. Podéis observar como las palabras van subiendo de tono y en consecuencia el enfado entre ambos. ¿Pero en qué momento cambia la situación?, sencíllamente cuando el hijo a través de sus palabras llenas de amor teje para mejorar la relación de sus padres y cambiarla a mejor. Hoy os quisiera transmitir este precioso mensaje, pero no para verlo y pensar "me ha gustado", sino para que a lo largo de vuestra vida en montones de situaciones que podáis vivir, yo me atrevería decir que se nos presentan casi a diario, intentéis siempre tejer para suavizar, para calmar, para no echar leña al fuego de la intolerancia, sino para generar algo tan estupendo como es la paz. Mirad, actualmente ya podéis todos llevarlo a la practica. ¿Cúando?, muy fácil, en las pequeñas rencillas que tenéis, quitándoles importancia, tratando de apaciguar. Os voy a confesar una cosa, al meditar un poco sobre este tema os tengo que contar que cada día intentamos los abuelos tejer, pero sin "mentiras", como cuando yo hacia punto con mi madre, con el corazón y la verdad.
Voy a terminar con una frase de San Juan de la Cruz: "donde no hay amor, pon amor y brotara el amor".

miércoles, 27 de febrero de 2013

Monjas Claras

  
Sería una gran injusticia y de ser poco agradecida por mi parte si no tratara de aproximaros a las monjas Claras que también son de clausura, y aunque con reglas distintas a otras monjas tienen la misma finalidad: orar sin descanso.
Cuando era pequeña, como sois vosotros en estos momentos, mi madre intentaba que me acercara a conocer la vida de San Francisco de Asís y de Santa Clara. Son éstas otras dos grandes figuras que pasaron por este mundo haciendo el bien , dejando sus vidas acomodadas para vivir en la más absoluta pobreza.
Mi madre nació precisamente en el barrio donde está el convento de las monjas Claras, quizás por eso les tenía un gran cariño y admiración. Después de unos años de casada se trasladó a la otra parte del pueblo, muy cerca del convento de los Padres Carmelitas, pero al ser una persona tan fiel a sus afectos siempre quiso tener presente en su corazón a estas religiosas y a sus Santos.
Nunca los abuelos han perdido la relación con estas santas mujeres, su teléfono les suena con frecuencia porque les llamamos para pedirles oraciones. Su contestación siempre es la misma: "gracias, nuestra misión es esa".
Viven en la más absoluta pobreza, en un edificio grande sin calefacción ni comodidades. Estas Navidades me comentaron que el dueño de una tienda de electrodomésticos les había regalado un brasero eléctrico y alrededor de él se calentaban un poco cuando tenían descanso. Me lo relataban como algo extraordinario y agradecidas de poder disfrutar de ese bienestar.
El once de agosto del año mil novecientos noventa y tres se celebraba el VIII centenario del nacimiento de Santa Clara. Con ese motivo las monjas quisieron hacer una fiesta especial. Entre los diversos actos religiosos programados pensaron sacar en profesión su imagen . En un principio el recorrido sería solamente por las calles de alrededor del convento, pero la realidad fue distinta, ya que sin saber exactamente quién dio la orden y por qué, el itinerario se alargo por todo el casco antiguo del pueblo. Quizás os estaréis preguntando, ¿y qué importancia tiene este hecho?; realmente ninguno si no fuera por la anécdota que os cuento a continuación. Estábamos en la playa y desde hacia tiempo las monjas le habían pedido el favor a tu padre, Ignacio y Álvaro, y al tuyo, Paula, para que ese día viniesen a llevar en andas a Santa Clara.  Inicialmente no había dificultad alguna, ellas habían preparado a un pequeño grupo de jóvenes para ayudar, pero lo que realmente ocurrió es que nada más salir la imagen del convento los jóvenes desaparecieron y solamente se quedaron vuestros padres, el tito Juan y otro amigo. Ni os podéis imaginar el gran esfuerzo  que tuvieron que hacer. Era mucho el peso que tenían que llevar, el itinerario muy largo y las calles por las que pasaron tenían mucha pendiente, además sin nadie que los pudiesen relevar. Lo pasaron muy mal.
Fijaros si han pasado años y a ellas no se les olvida jamás este favor, siempre les salen palabras de agradecimiento y lo que es más importante, siempre rezan por todos nosotros.
Vuestra bisabuela Carmen (sabéis que es la madre del abuelo) tenia una tía suya que se llamaba Juana que era monja clarisa en este convento.
Como curiosidad os quiero comentar que existe una costumbre antigua de llevarles huevos de regalo para que se evite la lluvia en ciertos momentos importantes, como puede ser el día de una boda.
Me gustaría alguna  vez poder llevaros a todos para que os conozcan, siempre me preguntan por vosotros y por vuestros padres. Para ellas seria un acontecimiento vuestra visita.

domingo, 24 de febrero de 2013

Carmelitas Descalzas

 
Con esta entrada me gustaría poder acercaros  a estas mujeres que muchas personas, por total desconocimiento, las consideran un poco o un mucho "chifladas"; sin embargo, quienes así piensan se equivocan, como en tantas ocasiones que juzgamos sin saber.
Desde mi infancia siempre he tenido la suerte de estar en contacto muy estrecho con estas religiosas, que para mi eran como de nuestra familia. El convento que habitaban había sido fundado en tiempos de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz (cuando seáis mayores procurad interesaros por estos dos grandes personajes de la historia, y quedareis asonbrados de sus escritos).

No os he comentado que son monjas de clausura, es decir, que no salen a la calle salvo en casos excepcionales, como por ejemplo cuando se ponen enfermas. Seguro que os estaréis preguntando que pueden hacer encerradas todo el tiempo, como es que no se aburren, de que viven,... La respuesta a todos los interrogantes es muy simple: su misión principal y a la que dedican la mayor parte de su tiempo es a orar por todos sin descanso. La abuela en cientos de ocasiones les he pedido sus oraciones por distintos motivos; os puedo asegurar que el poder de la oración es inmenso y te sientes fuerte ante problemas que van surgiendo a lo largo de la vida.

En tiempos en los que la abuela  estaba estudiando en Murcia,  si las monjas se ponían enfermas y necesitaban que les realizasen pruebas, como aquí no había hospital ni sitios para poder atenderlas, se desplazaban a Murcia y se hospedaban en nuestra casa. Por este motivo, he tenido la grandísima suerte de convivir durante días con muchas de ellas. El medico que las atendía era un gran profesional y una gran persona. Quiero que os suene su nombre: Don Manuel Salmerón. Algún día os hablaré de él.

En una ocasión, a una monja que se llamaba Carmen Teresa, por cierto guapísima e inteligentísima, por mi ignorancia le comenté: "en el convento debe resultar muy fácil el ser buena". Ella me miro fijamente y con mucha dulzura me contestó: "no sabes lo que dices, tu no conoces el sufrimiento que te puede ocasionar la convivencia". Yo le insistí: "pues si hay alguna monja con la que no estas a gusto lo que tienes que hacer es no acercarse a ella". Me volvió a corregir: "es todo lo contrario, cuando tenemos la recreación (significa que después de la comida tienen una media hora para poder hablar) procuro siempre ponerme al lado de la que más distante pueda estar". Cuando han pasado los años la he entendido y además, leyendo la vida de Santa Teresa, de San Juan de la Cruz, y de Santa Teresita del Niño Jesús, lo he comprendido aun mejor. Cuando al cabo de unos cuantos años esta monja murió, a vuestro padre que tenía ocho años de edad, Ignacio y Álvaro, lo lleve a su entierro. Ella estaba al otro lado de la reja, toda cubierta de flores y su cara resplandecía de paz. Es la primera vez que mi hijo vio a una persona muerta, y creo que no guarda ningún mal recuerdo de esa experiencia. Estuvo delante de una persona santa.

Vuestro padre, Ignacio y Alvaro, el tuyo Paula y el vuestro, Pablo, Juan, Ana y Marta, en varias ocasiones tuvieron oportunidad de entrar dentro del convento. Dentro de sus reglas o normas está una que dice que cuando se les tiene que entregar algo de peso que no quepa por su tamaño por el torno (es como una ventana que tiene una plataforma giratoria dividida en tres partes por la que se le introducían necesidades de poco tamaño) pueden transportarlo los hombres al interior del convento, pero nunca las mujeres,  al ser ellas mismas mujeres y por tanto capaces de realizar cualquier trabajo físico que pudiera hacer una mujer. Pues bien, vuestros padres en ocasiones les han llevado alimentos en cajas de más de veinte kilos; entonces les habrían la puerta, salía a recibirlos la madre superiora junto a otra monja con la cara tapada que tocaba una campanilla para avisar al resto de monjas de que había gente extraña dentro del convento. Siempre los guiaban por un itinerario hasta la cocina, y la salida lo hacían por otro y así podían ver más cosas de su interior. En la actualidad ya no se tapan la cara. Vuestros padres siempre estaban dispuestos a entrar en el convento, y no sólo por ayudar, sino porque decían que allí dentro se experimentaba una sensación de paz y felicidad como en ningún otro sitio. Allí la presencia de Dios se multiplicaba.

Quiero destacaros que las monjas son muy austeras y viven de lo que les entrega la gente, pero siempre sin ningún lujo. Vuestros padres muchas veces me contaban cuando entraban al convento que solo veían en la despensa alguna caja de patatas, huevos y verduras de su huerto. Por esta razón, en algunas ocasiones especiales, con motivo de alguna festividad religiosa, les enviábamos alguna comida especial; les decíamos que hicieran un "extraordinario" porque si se les entregaba dinero lo dedicaban a artículos de primera necesidad. Ellas nos han pagado con creces estos detalles cuando han pedido en oración por cualquier circunstancia que les hemos solicitado.

A la entrada del convento, justo al lado del torno, había un mosaico con la siguiente frase: "una  de dos, o no hablar o hablar de Dios, que en la casa de Teresa esta ciencia se profesa".
Ignacio, tu bautizo se llevó a cabo en la Iglesia de las Carmelitas y después de estar bautizado te llevaron tus padres para que te vieran más cerca; ellas estaban detrás de una reja. También la Primera Comunión de tu padre, Paula, y del vuestro, Pablo, Juan, Ana y Marta se realizó allí. Existen fotos que recuerdan estos momentos.

Hace unos años, en un viaje que hicimos con los carmelitas visitamos Toledo. Fuimos al convento  de las madres carmelitas y la sensación que sentí al cruzar el umbral de la puerta fue como si entrara a mi casa. Recuerdo que así se lo transmití a ellas, fue una sensación hermosísima. Eso mismo me ocurre siempre que he tenido ocasión de visitar otros conventos.
No quiero terminar sin antes recordar a otra carmelita muy especial: se llamaba Madre Consuelo y os puedo asegurar que era una santa mujer. En la historia del carmelo existen innumerables carmelitas de una valía extraordinaria y de una santidad mucho mayor.


domingo, 17 de febrero de 2013

La huella que queremos legar


Recibí el otro día un correo en el que me adjuntaban la foto que abre esta entrada. Podéis observar que la foto no tiene nada de extraordinaria, pero si el pensamiento que lleva consigo.
Meditando en torno a ello nos hemos dado cuenta de la gran responsabilidad que podemos llegar a tener, y sobre todo, nos ha hecho reflexionar sobre cual seria la huella que nos gustaría imprimir en todos vosotros. Voy a tratar de transmitiros una vez más lo que sentimos, aunque como siempre, me enfrento a la dificultad de saber expresarlo con claridad.

En todos estos años de convivencia hemos tenido ocasión de hacer innumerables "practicas" en algo que consideramos importantísimo los abuelos: "borrón y cuenta nueva". Todos conocéis perfectamente su significado, y también  habéis tenido  la oportunidad de sentir lo a gusto que os quedáis cuando después de pequeñas rencillas os perdonáis de corazón y continuáis jugando sin acordaros para nada de lo anterior. Este legado,  si a lo largo de vuestras vidas lo seguís  practicando, y tratáis de perdonaros siempre os dará paz. Mirad, el guardar rencor es de cobardes, solamente sirve para hacernos daño a nosotros mismos. Sin embargo, el tener un corazón misericordioso es de ser verdaderamente valientes y generosos. Nunca lo olvidéis. A todos vosotros os dejamos este hermoso encargo, si alguno se despista, recordárselo siempre.

Son tantas cosas las que os queremos transmitir que quizás es posible que en cada una de las entradas de este blog encontréis respuesta. Así entenderéis cual es la huella que os hemos intentado transmitir y lo que realmente, según vuestros abuelos, es importante y merece la pena luchar por conseguir.  Jamas dejéis de ser agradecidos por todo lo que tenéis, a veces no le damos casi importancia. Siempre que nos reunimos sabéis que rezamos en acción de gracias a Dios, no lo olvidéis.
Recordar durante toda vuestra vida que en el corazón de los abuelos no cabe mas cariño hacia todos y que siempre hemos intentado que en esta casa os sintáis felices. Siendo sinceros, creemos que viendo vuestras caras en muchas ocasiones lo habéis sido. Todos los días los abuelos rezan y tienen agradecimiento por vuestro cariño y la felicidad que nos regaláis. 

sábado, 9 de febrero de 2013

Historia de Hugo

  
Casualmente la otra mañana tuve la suerte de escuchar una historia real preciosa de la vida de Hugo. Me ha emocionado y voy a compartirla con todos vosotros.
Hugo es un niño africano, que con tan solo unos cinco meses, sus padres deciden enviarlo a España, puesto que su situación de hambre era extrema. Antes de partir le cuelgan en su pequeño cuello un cordón del que pende una bolsita pequeña de tierra, por dos motivos: uno para que nunca se olvide de sus raíces, otro con la esperanza de que algún día le sirviese de identificación. La madre se hace con un colgante igual.
Al llegar al Sur de nuestra península Ibérica la guardia civil intercepta  la patera y la persona que se había hecho cargo de Hugo en el peligroso traslado por mar consigue huir; el niño se lo llevan las autoridades de inmigración y aquí es donde aparece la madre Maricruz. Es una monja de la orden de las misioneras del Santísimo Sacramento que lleva tiempo ayudando en esa labor humanitaria que necesitan los inmigrantes que no tienen nada. Lucha hasta la saciedad para que a ese niño no lo repatriaran, su argumento principal es que un niño de meses no sabe de leyes. Por su tenacidad consigue hacerse cargo del pequeño.
Hugo va creciendo rodeado de amor y totalmente integrado con sus compañeros de colegio (estas monjas tienen colegio y se dedican a la infancia misionera, acaba de celebrarse precisamente el día que la Iglesia se la dedica a ello). Cuando Hugo tiene ocho años, la madre Maricruz recibe una llamada de la oficina de inmigración. ¡Sospresa¡; en ella se encuentran los padres de Hugo. La monja instantáneamente pregunta como pueden estar seguros de que se trata de sus padres; la respuesta es clara, lleva su madre su particular carnét de identidad, su bolsita de tierra colgada a su cuello.Ya os podéis imaginad el reencuentro de esos padres con su pequeño Hugo.
A la madre Maricruz le quedaba poco tiempo en este mundo. Un ataque al corazón fulminante hace que se traslade a un lugar mas seguro: el Cielo.
He podido escuchar el testimonio de sus padres, me han emocionado, solamente les salían palabras de gratitud hacia, como ellos la llaman, su madre Maricruz.
La bolsa que Hugo llevaba colgada con la tierra de su país, a sus nueve años se la ha quitado  y mezclado con la de su amigo español. Se siente totalmente integrado e identificado con su nueva tierra. ¿A que es una hermosa historia?. Existen gracias a Dios muchos hombres y mujeres haciendo el bien sin hacer ruido.

sábado, 26 de enero de 2013

La abuela " bomba"

  
El titulo de esta entrada me hace sonreír y rápidamente voy a dejar claro su significado puesto que el calificativo de "bomba" puede tener distintas acepciones, y quiero que cuando seáis mayores lo podáis recordar.
En las edades que en estos momentos tenéis, excepto a Ignacio y Álvaro, os es practicamente imposible entender por qué habéis tenido que dejar de ver a la abuela durante ocho días. Resulta que a mi tiroides, es una glándula que todos tenemos, le han salido unos nódulos, y alguno va creciendo demasiado, y para que no lo siga haciendo porque seria peligroso, me he tomado una cápsula de yodo radiactivo para evitarlo. Esa cápsula hace que durante unos pocos días la abuela emane esa radioactividad hacia afuera y que no sea nada aconsejable que nadie la visite y menos todos vosotros, es muy peligroso.
Ahora os voy a narrar que sensaciones me hace sentir esta situación. Mirad, lo primero es que se me hace extraño no poder veros durante estos pocos días, ni os imagináis como os echo de menos. Cuando hablo por teléfono con vosotros y percibo vuestra extrañeza que causa el no poder venir a casa de los abuelos, me quedo con las ganas de poder hacerme entender, pero soy consciente que no es posible en este momento. Además, en estos días que tengo más tiempo para reflexionar, me vienen a la memoria pensamientos que quiero compartir con todos vosotros.  Situaciones vividas a lo largo de la historia y que aunque para nada son comparables con mi circunstancia, me hace ponerme en su lugar y comprender un poco más como han podido sentirse otras personas en el pasado. Por ejemplo, recuerdo a los leprosos que habla el Evangelio, como nadie se acercaba a ellos los apartaban a un lugar fuera de la ciudad por temor a contagiarse. Ni es posible imaginar el sufrimiento y sensación de abandono de aquellos "apestados". Pero pensándolo bien, tampoco me tengo que ir a épocas tan lejanas. En nuestro mundo de hoy, en este siglo veintiuno que nos ha tocado vivir, en la época de tantos avances científicos y tecnológicos, existen millones de personas marginadas que nadie se acerca a ellas, y lo que es peor, que tampoco hacemos nada por sacarles de esa situación. Cuando tengáis ocasión, aunque los abuelos ya no estén físicamente con vosotros (desde el Cielo siempre vamos a permanecer a vuestro lado),  acercaros, a través de sus escritos, a la Madre Teresa de Calcuta y encontraréis en esta gran Santa un ejemplo de dedicación de toda una vida hacia esas personas a las que nadie se les aproxima. Paradógicamente en ese gran servicio encontró la paz y la felicidad.
Me estoy dando cuenta, sin saber por qué, que os he transmitido sentimientos que al igual que os ocurre con el título de la abuela "bomba" sois muy pequeños para comprender. Espero que algún día lo hagáis y os ayude a valorar todo lo que tenéis y a poner vuestro granito de arena para construir un mundo mejor.


Necesito poco y lo poco que necesito......

El título de esta entrada corresponde a un artículo precioso de la escritora y periodista Ángeles Caso. Lo ha publicado en el periódico La Vanguardia recientemente, y yo lo he recibido por mail varias veces. Lo he leído y releído, y cada vez que lo hago no puedo estar más de acuerdo con todas sus palabras.
Hace tiempo que sabéis, todos los que me conocéis, que la abuela repite con frecuencia frases parecidas, y no solamente nos hemos quedado en palabras, sino que los abuelos lo hemos demostrado con hechos. Por ejemplo, me refiero a como nos hemos desprendido de muchos muebles de gran valor material y otros objetos antiguos, regalándolos. Al hacerlo nos hemos quedado como "más ligeros", como cuando los barcos que corren peligro de hundirse se desprenden de la carga para poder navegar mejor. Es hermoso e importante llegar a las afirmaciones de ese estupendo articulo que si pincháis aquí podréis leer. Yo tengo cada día más claro lo que en esta vida tan corta merece la pena y lo que no lo merece. Muchas veces buscamos la felicidad pensando que la podemos encontrar en ser muy ricos, poderosos, famosos, juerguistas, haciendo botellones, y un largo etcétera. Y se nos pasan desapercibidos aspectos que en la mayoría de los casos tenemos al alcance de la mano y que sí nos dan la felicidad. Cada día, en nuestra  rutina, la podemos encontrar en mil detalles que apenas les prestamos atención. Cariños de mi vida, todos vosotros tenéis más que motivos para que en todo momento os sintáis felices. ¿Sabéis por qué?; por encima de todo de lo que disfrutáis está el río desbordado de amor que tenéis a vuestro lado. Quizás en estos momentos de vuestra existencia no le deis valor, pero por desgracia existen muchos niños como vosotros que nunca han recibido ni un ápice de cariño, ni de lo más elemental para subsistir.
A los abuelos les ha llegado la felicidad en esta etapa intensa de nuestra vida, a través de todos vosotros y de vuestros padres. Sois una fuente inagotable en la que los abuelos pueden calmar su sed sin tener que pagar ningún precio.
Tesoros de vuestros abuelos, nos gustaría que siempre supieseis valorar todo lo bueno que existe en vuestras vidas. Seguro que en toda circunstancia podréis encontrar los pequeños detalles que os den motivos para sentiros bien y agradecidos. Estad atentos a lo que realmente merece la pena y seguro que seréis felices sin que tenga que ocurrir nada espectacular.p

lunes, 7 de enero de 2013

Día de Reyes

  
Para que se os quede en el recuerdo, hoy os quiero contar el día lleno de gozo que todos pudimos vivir ayer. No os descubro nada nuevo si os digo que de todas las fiestas del año la de Reyes es mi favorita. Siempre la he esperado con ilusión y aún hoy lo sigo haciendo.
A primera hora de la mañana los Reyes Magos le hicieron un gran regalo a la abuela. Os lo explico, me gustaría que aprendieseis que los regalos pueden ser materiales, como ayer todos recibimos, pero en ocasiones de otro tipo que no se pueden tocar, pero si sentir. De esta clase de regalos es de la que os quiero hablar. Ya sé que casi todos sois pequeños para entenderme, pero quizás algún día si se os ocurre leer esta entrada podáis hacerlo.
Tuve la suerte de ir a un hospital para llevar la Comunión a enfermos ancianos que están en cama o impedidos para salir. Ese fue el regalo que antes os he mencionado. ¿Sabeis por qué?; os lo voy a tratar de explicar, porque si no corro el riesgo de que podáis pensar que la abuela está más "loca" de lo que pudieseis imaginar. La respuesta es sencilla, en ocasiones todos podemos cometer el gran error de no valorar suficientemente lo que tenemos, pensamos que es lo normal, que a casi todo el mundo le pasa. Cariños mios, no es cierto, el tesoro que nosotros y vosotros tenemos de recibir tanto amor por todos lados no creáis que se produce en demasiadas ocasiones. Por eso, cuando ayer mañana pude comprobar una vez más el sufrimiento y soledad de tantas personas, no pude por menos que agradecer a los Reyes que me pusieran esas personas delante, para sentirnos muy afortunados de los regalos que nos hicieron, pero sobre todo del gran regalo de cariño que brota de todos vosotros y de vuestros padres hacia estos abuelos, que nos hacéis sentirnos los más dichosos de este mundo.

Ahora si que os quiero decir que los Reyes han sido listísimos, que todo lo que nos han traído nos ha hecho muchísima ilusión, que han sido demasiado generosos, que fue un día feliz para no olvidar jamás. Todos nos convertimos un poco en niños, con caras de ilusión y sorpresa. Nunca lo olvidéis, procurad mantener esta ilusión cada año, porque os puedo asegurar por experiencia, que por años que pasen si lo queréis, la llama de la ilusión no se apagará jamas. Os queremos con locura. 

sábado, 5 de enero de 2013

Navidad

Un año más nos han llegado, casi sin darnos cuenta, estas fechas tan entrañables para los cristianos. Es fácil que perdamos, un poco o un mucho, su verdadero significado. Quizás es porque todos  llevamos una vida demasiado acelerada y  con tanto "bombardeo" de anuncios de todo tipo nos distanciamos de lo que realmente debemos conmemorar.
Recordad siempre que Dios quiso hacerse hombre para salvarnos. Cuando mi nieto Ignacio era pequeño siempre le gustaba que le contara historias, mejor que cuentos. Pues bien, que Jesucristo nació en Belén es un hecho histórico que nadie puede negar. Me gustaría que no perdieseis nunca la perspectiva de esa realidad.

En estas fechas hemos vuelto a tener ocasión de estar juntos, de disfrutar los abuelos de vuestra compañía, y de sentirnos queridos y felices. No creo que se pueda pedir más. Por todo ello, queremos daros las gracias por colaborar tan magníficamente en sentirnos dichosos y millonarios, no en dinero sino en lo más importante que el ser humano puede tener, según nuestra opinión, que es el sentirnos tan queridos. Ya sabéis que la abuela es de lágrima floja, y en estos momentos casi no veo la pantalla del ordenador porque mis ojos están rebosantes de ellas, pero no de tristeza sino de felicidad. ¡¡¡GRACIAS¡¡¡.

Este pequeño párrafo va para ti Álvaro, nuestro numero ocho de Fútbol Sala. Todos sabéis el pequeño percance que sufrió en vísperas de Navidad; le dio una patada en el brazo el adversario y al caer al suelo se rompió el radio del brazo derecho. Pero como eres valiente y responsable, y a pesar de que  todos los planes que tenías previsto hacer en un instante se esfumaron, estas aguantando muy bien y sobrellevando con responsabilidad la dificultad que te supone esa lesión. Estas aprendiendo en directo como el gran gozo de jugar y disfrutar puede ir acompañado del sufrimiento, pero que cuando se pone verdaderamente empeño en superar un contratiempo se puede y debe hacer con naturalidad, como tu Álvaro lo estas llevando a cabo. De todo se puede aprender, y siempre se debe sacar algo positivo. Recuérdalo a lo largo de tu vida, pero no sólo tu sino todos, incluyéndonos también los mayores.