lunes, 7 de enero de 2013

Día de Reyes

  
Para que se os quede en el recuerdo, hoy os quiero contar el día lleno de gozo que todos pudimos vivir ayer. No os descubro nada nuevo si os digo que de todas las fiestas del año la de Reyes es mi favorita. Siempre la he esperado con ilusión y aún hoy lo sigo haciendo.
A primera hora de la mañana los Reyes Magos le hicieron un gran regalo a la abuela. Os lo explico, me gustaría que aprendieseis que los regalos pueden ser materiales, como ayer todos recibimos, pero en ocasiones de otro tipo que no se pueden tocar, pero si sentir. De esta clase de regalos es de la que os quiero hablar. Ya sé que casi todos sois pequeños para entenderme, pero quizás algún día si se os ocurre leer esta entrada podáis hacerlo.
Tuve la suerte de ir a un hospital para llevar la Comunión a enfermos ancianos que están en cama o impedidos para salir. Ese fue el regalo que antes os he mencionado. ¿Sabeis por qué?; os lo voy a tratar de explicar, porque si no corro el riesgo de que podáis pensar que la abuela está más "loca" de lo que pudieseis imaginar. La respuesta es sencilla, en ocasiones todos podemos cometer el gran error de no valorar suficientemente lo que tenemos, pensamos que es lo normal, que a casi todo el mundo le pasa. Cariños mios, no es cierto, el tesoro que nosotros y vosotros tenemos de recibir tanto amor por todos lados no creáis que se produce en demasiadas ocasiones. Por eso, cuando ayer mañana pude comprobar una vez más el sufrimiento y soledad de tantas personas, no pude por menos que agradecer a los Reyes que me pusieran esas personas delante, para sentirnos muy afortunados de los regalos que nos hicieron, pero sobre todo del gran regalo de cariño que brota de todos vosotros y de vuestros padres hacia estos abuelos, que nos hacéis sentirnos los más dichosos de este mundo.

Ahora si que os quiero decir que los Reyes han sido listísimos, que todo lo que nos han traído nos ha hecho muchísima ilusión, que han sido demasiado generosos, que fue un día feliz para no olvidar jamás. Todos nos convertimos un poco en niños, con caras de ilusión y sorpresa. Nunca lo olvidéis, procurad mantener esta ilusión cada año, porque os puedo asegurar por experiencia, que por años que pasen si lo queréis, la llama de la ilusión no se apagará jamas. Os queremos con locura. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola abuela, soy Paula. Me ha gustado mucho lo que has escrito. Os quiero muchísimo.

piladio dijo...

Gracias, cariño, recuerda siempre que los abuelos te quieren con locura. Todos los besos del mundo para ti.