jueves, 20 de mayo de 2010

Las matanzas


En esta ocasión os voy a tratar de explicar que es eso de las matanzas. Mirad, en mi casa, en la parte de atrás, había un gallinero, ( lugar donde se guardaban las gallinas ) y "marraneras" que era el sitio destinado a la cría de los cerdos. Ya os he dicho cuantos hermanos éramos, y economicamente, mi padre tenía que trabajar mucho para poder sacarnos adelante. Una de las formas de tener reservas de comida durante todo el año era comprar cerdos pequeños y con muy poco coste, y alimentarlos para que cuando fuesen grandes, de unas ocho o diez arrobas, ( una arroba equivale a once kilos y medio ) matarlos, a manos de personas que se dedicaban a ello. Con toda la carne del cerdo ,que se aprovechaba totalmente, se hacían embutidos, por cierto, riquísimos, y también los jamones y paletas se secaban, primero se salaban y para curarlos se metían en unos arcones con yeso. Aguantaban de un año para otro perfectamente. Los lomos se adobaban en orzas de barro y también aguantaban mucho tiempo.


El día de la matanza era un verdadero acontecimiento. Siempre en el mes de Diciembre, cuando más frío hacía. Y también a hora muy temprana, sobre las seis de la mañana. Para mi era un gran día, no sólo ese, sino también los anteriores de preparativos. A veces se mataban hasta ocho cerdos. Imaginad el trabajo tan enorme que suponía la elaboración de toda esa cantidad de carne. Pero yo disfrutaba, me ponían un delantal, como hago yo con vosotros, y me dejaban ayudar en cosas sencillas, pero que a mí me parecían de lo mas importante. Se probaban las masas de los distintos embutidos, para que estuviesen perfectos de sabor. Quien daba el visto bueno, siempre era mi madre, que la recuerdo al lado de una gran lumbre, dedicándose especialmente, a cocer en una gran caldera, los distintos embutidos que requerían esa delicada operación, porque no era nada fácil que no se rompieran y sin embargo ella lo conseguía con su gran saber.


Alrededor de todos estos trabajos, siempre surgían historietas, cosas graciosas, que nos hacían pasar ratos muy agradables. Una de ellas, que para mi era muy misteriosa, consistía en el relato de que ciertas noches, por la carretera, aparecía un fantasma, es decir, una persona con una sabana puesta por encima que se hacia pasar por un ser de otro mundo. A todos nos asustaba su presencia, porque nuestra ignorancia hacia que creyésemos que verdaderamente era un fantasma. Con el tiempo se descubrió, que se trataba de un joven enamorado de una chica, cuyos padres no querían esa relación, y para ahuyentar a la gente y él poder acercarse a la reja para hablar con ella, se disfrazaba de esta manera. Era frecuente en aquella época que otros lo hiciesen, por este u otros motivos, cuando les convenía no ser reconocidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He recordado alguna de esas matanzas, probablemente de las últimas.El que mataba al cerdo,se llamaba "matachín".Nosotros,nietos como vosotros ahora "pequeños", nos asomábamos a la terraza,junto a las ramas de una higuera que había muy grande, y desde ahí veíamos todo el movimiento.En la mesa de la cocina, que era como la de la Abuela Pilar, de mármol, pero muuuy grande, ahí se preparaban las cosas.Mi Abuela Juana, decía al cocer los embutidos:"Virgen María, con Tu mano y no con la mía"...
También recuerdo que ese día se comían "migas de muerte marrano", es decir, unas migas de trigo como las de siempre, pero los "tropezones" eran la asadura y el hígado del cerdo. Desde luego que era todo un espectáculo.Vuestra abuela tuvo más suerte que yo,porque sólo me dejaban mirar...Besos.Q.