sábado, 13 de abril de 2013

Mi amiga X

El nombre de esta amiga X de la que os quiero hablar, que tiene la misma edad que yo, la he dejado en incógnita, y no porque tenga algo de secreto, sino porque es una persona que durante toda su vida ha querido y sigue queriendo pasar desapercibida. Quizás os estaréis preguntando porque os quiero hablar de ella. La respuesta es muy sencilla, primero porque se lo merece, y después  porque necesito transmitiros una vez más como son las amigas de la abuela. Ya os hice anteriormente una entrada que versaba sobre este tema, pero en esta ocasión lo hago para que sepáis que suerte ha tenido la abuela de rodearse de personas tan especiales.
Para mi es un misterio que seamos amigas, ya que a lo largo de nuestras vidas jamás hemos tenido una relación íntima, menos aún hemos coincidido en reuniones ni festejos. Tampoco nunca hemos salido juntas, nuestras vidas han circulado por rutas diferentes. Y a pesar de todo ello, ambas hemos tenido la seguridad de que había algo que sentíamos y que se traducía en un cariño auténtico. Mi hermana Chon siempre la ha querido de una forma especial, y eso a pesar de que la diferencia de edad era considerable entre ambas, nada más que veintisiete años, los mismos que se llevaba con vuestra abuela.
Mi amiga a lo largo de su infancia no tuvo la suerte que tenéis vosotros y que tuvieron los abuelos. Sencillamente no fue feliz; le faltaron besos y caricias, no sentía el cariño de los que la rodeaban, mejor dicho, solamente de una persona, su abuelo. Ella a pesar de todo ha sido y es un cascabel de alegría, aunque no haya tenido para nada una vida fácil. Pero es un "todo terreno", quiero decir, valiente, fuerte, servicial, de la que se puede decir sin temor a equivoco que siempre ha sabido ir "tejiendo" para calmar las aguas revueltas de las que se ha visto rodeada. Por todos los poros de su cuerpo emana ternura, paz y sosiego. Su rostro siempre refleja serenidad, y creo que no me equivoco si afirmo que hasta el final de sus días va a continuar llevando a termino una labor admirable en el ámbito en el que se mueve.
Hace tiempo recibí un correo que me gustó mucho. Era la historia de una serpiente y una luciérnaga. Resulta que la serpiente perseguía a la luciérnaga para matarla, esta corría todo lo que podía (vosotros habéis visto alguna en casa del tío Juan), pero sus posibilidades de escapar eran nulas. Entonces se paró y le hizo la siguiente pregunta a la serpiente: "¿por qué me persigues si yo soy insignificante a tu lado?, ¿por qué me quieres matar?". Su respuesta fue: "porque a pesar de tu pequeñez brillas más que yo y no lo puedo soportar". Mirad, hay personas que sin prentenderlo brillan, ni siquiera saben que tienen una luz especial. Esa cualidad humana a otras personas les molesta, por una sola razón, la envidia. Es este un defecto horroroso del cual tenemos que alejarnos siempre. Se siente una paz tremenda cuando nos alegramos de todo lo bueno de los demás. Pues bien, mi amiga X brilla, sin pretenderlo, pero sigue brillando, y no siempre recibe una palabra de reconocimiento, sino quizás todo lo contrario. Ya sabéis un poco más de mi amiga X, un ser muy especial en la vida de vuestra abuela.

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